Última actualización 6 abril, 2024 por Alberto Llopis
Queridos colgados:
Me ha parecido muy interesante hablar de la violencia dentro y fuera del deporte, en particular la que vivimos en el fútbol tanto a nivel visual como subliminal. No podemos obviar que el deporte convive con nosotros, forma parte de nuestras vidas, es lo cotidiano y lo tenemos presente desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Los medios de comunicación visuales y radiofónicos son los artífices que todo lo que acontece alrededor de nuestro deporte rey tenga una incidencia directa en nuestras vidas.
Algunos pensarán que no les afecta porque son ajenos, unos porque no les gusta y a otros porque no les interesa. Sin embargo, cuando las noticias se hacen eco de un hecho u acto vandálico en un estadio de fútbol o cercano a sus alrededores, toda la gente muestra su indignación y repulsa, porque en definitiva no son otra cosa que una demostración de impotencia y frustración.
Como siempre no quiero echar mano a datos objetivos, pero si recordar las noticias que en los últimos días se han hecho eco en los medios de comunicación. El apuñalamiento de un árbitro con muerte hacia un jugador y la posterior decapitación de este por un sector de un público o familiares enloquecidos en un campo de fútbol brasileño y como no, la violencia surgida en un entrenamiento del Zaragoza que acabó con jugadores y aficionados llegando a las manos.
Los poderes públicos son los responsables que estos actos no se produzcan y reprimirlos con todo la carga de la Ley. A mí me da igual que los interlocutores de este deporte sean directivos, jugadores o empleados de un club que se jueguen su dinero, trabajo. Lo que no quiero es que mis hijos vean o sean parte activa de situaciones de violencia, si esto no se frena la opción será clara, mis hijos nunca pisaran un campo de fútbol. Por eso me atrevo a decir que violencia en los estadios, no por favor.