Última actualización 3 septiembre, 2013 por Julio Muñoz
Uno de los hechos más llamativos de los últimos años en el panorama español televisivo es la constante manipulación y mentira a la que se ven sometidos los telespectadores. Los medios de comunicación se han convertido en un instrumento perfecto para calibrar la opinión de la gente y hacer cambiar la opinión pública, si es que realmente existe ésta como en su día apuntó el gran sociólogo francés Pierre Bourdieu.
Al margen de datos de paro alarmantes que se esconden (como que cada mes que pasa hay menos cotizantes de la seguridad social), de crecimientos nulos o la magnificación de problemas inexistentes (Gibraltar) con el objeto de despistar la atención de la gente, uno de las noticias que más revuelo ha levantado en los últimos días es el fichaje de Gareth Bale.
El jugador galés ha sido finalmente traspasado al Real Madrid a cambio de 100 millones de euros, cifra récord en el mundo del fútbol y que supera de largo los 97 millones de euros pagados por Cristiano Ronaldo en su día. Sin embargo, lo más soprendente es que tanto los periódicos de tirada nacional como el propio club blanco hablan de 91 millones, no 100.
Por supuesto, sea una cifra u otra, apenas tiene importancia pues supone una barbaridad pero no deja de ser curioso que se rebaje malintencionadamente la cantidad. En todo el mundo, en todos los medios del planeta se recogen la cantidad de 85, 2 millones de libras o 132 millones de dólares. Aquí no, aquí en España se habla de 91. Y ¿por qué?
Pues muy sencillo. Primero, para no impactar a la sociedad española con un traspaso de tres dígitos en una coyuntura socio-económica muy complicada. Segundo para contentar a Cristiano y no hacerle sentirse más «triste» aún. Tercero, para no hacer uso de soberbia y poder económico desde un club siempre en el ojo del huracán ya no ante los españoles sino ante Europa, que podría plantearse ya de una vez instaurar el fair-play financiero.
Y cuarto y último, para curarse en salud ante un posible fracaso de Bale. Jugador, por otro lado y todo sea dicho, muy bueno y que apenas tiene la culpa de lo que está sucediendo. Pero todo no es motivo para mentir.