Última actualización 17 septiembre, 2013 por Julio Muñoz
Sassuolo. Una pequeña población ubicada en el norte de Italia a apenas 17 kilómetros de Módena que cuenta con 41.000 habitantes. Rústica y afamada por su industria cerámica, durante muchos años fue el centro neurálgico del mundo de la teja. Hoy sin embargo, esta localidad vive pendiente de otra cosa: de su equipo de fútbol.
Y es que a imagen y semejanza de lo que un día fue el Parma o de lo que es el Villarreal en España, el Unione Sportiva Sassuolo Calcio está dando que hablar en la élite del fútbol mundial. De momento, por estar inmerso que no es poco en la poderosa Serie A, esa primera división italiana marcada por la presencia de los grandes transatlánticos transalpinos de siempre. Las cosas no han ido bien y hasta la fecha, el conjunto verdinegro (así viste) ha sumado sus tres partidos por derrotas siendo el colista de la clasificación.
Aunque eso casi es lo de menos. Lo importante es haber llegado hasta aquí. Es configurar una excepción dentro de la regla. Porque pocas veces un equipo tan modesto había llegado tan lejos. Su modestia abarca al punto de no poder jugar ni siquiera en su estadio. El Enzo Ricci, su hogar habitual, apenas tiene capacidad para 4.000 espectadores y ya en la Serie B debió ser cambiado por el Alberto Braglia de Módena.
Esta vez ni siquiera en Módena han podido jugar en la Serie A. Se han debido trasladar al Stadio Città de Reggio Emilia compartiendo de esta forma recinto con la Reggiana. La plantilla es absolutamente modesta, sin grandes nombres más allá de Eusebio di Francesco, el hombre que rige los destinos desde el banquillo y que hiciera en su día campeona a la Roma del Scudetto allá por 2001.
Creada en 1920 hasta 2008 ni siquiera hicieron nunca acto de presencia en la Serie B y mucho menos en la Serie A, en la que debutan por primera vez tras ganar la segunda división italiana el curso pasado. Han ganado un torneo amistoso al siempre duro AC Milan. Dicho queda que no era más que un amistoso y que la competición oficial es otra cosa. Pero con la ilusión se va a todas las partes y en Sassuolo lo saben. Veremos hasta dónde llegan.