Última actualización 26 septiembre, 2013 por Alberto Llopis
Horror. Espanto. Escándalo. Lo que ustedes quieran y más. Fue Muñiz Fernández (el más propenso, el que su padre era fundador de una peña madridista) pero pudo haber sido cualquier otro. Fue un robo a toda regla otro. Fue una expulsión que no quiso acometer cuando era flagrante una segunda tarjeta amarilla a Sergio Ramos en la primera parte. Fue una falta en ataque que se convirtió en penalti por obra y gracia del señor árbitro ya en tiempo de descuento.
Pudo haber sido más, como en su día fue el tiempo extra que añadió este mismo personaje (que no merece ni un minuto más estar en el arbitraje) en el Camp Nou con tal de que ganara el Barcelona a toda costa después de que al Sevilla le anulara un gol a todas luces legal. Pudo, puede y podrá ser más si alguien no pone fin a todo este montaje y a toda esta mentira.
Si Madrid y Barcelona son los más fuertes, si ambos atracan el dinero de los otros 18 a costa de hacerse más fuertes ellos, si ambos encima cuentan con ventajas arbitrales, para que seguir. Mejor parar y crear una liga paralela. Una con 18 equipos, sin los dos grandes. Todos en condiciones de igualdad. Luego ellos, a otro lado. Que se roben, que creen su propia prensa, que la sigan mamando que diría Maradona. Basta ya, hay que parar la película. Es mala muy mala. Es perder el tiempo. Todo el mundo sabe el final y los personajes están muy vistos.