Última actualización 6 abril, 2024 por Alberto Llopis
¿Sabes quién es Vladan Lukić?. Sólo los más aplicados recordarán a nuestro protagonista de hoy. La historia de un limitado jugador que vistió la elástica rojiblanca a principios de los 90. Aterrizó en Madrid de la mano de Jesús Gil, pasó por el equipo de la ciudad cuyo alcalde era el mismo presidente atlético, el peculiar Marbella de mitad de los 90, y cambió el balón por el fusil a finales del pasado siglo. Hoy les presentamos un auténtico “colgado”, el excéntrico Vladan Lukić.
Nacido en la ciudad ex – yugoslava de Sopot, éste particular futbolista perteneció a aquella formidable generación comandada por talentos como Prosinecki, Savicevic, Jugovic o Mihajlovic. Se formó en la cantera del Estrella Roja, equipo al que pertenecía cuando se proclamó como último campeón de la Copa de Europa en 1991, debido a que la competición sufriría un considerable cambio de formato al año siguiente y se convertiría en lo que actualmente conocemos como la Liga de Campeones. En febrero de 1993, recaló en la filas del Atlético de Madrid, donde ni los más devotos del lugar habían oído hablar de él. Sólo los elegidos sabían que se le comparaba por su forma de jugar y su complicado carácter con el extremo búlgaro Hristo Stoichkov.
Su compatriota y amigo Prosinecki, por aquel entonces en las filas del Real Madrid, actuó como gran anfitrión del reciente fichaje del grandísimo Jesús Gil. Pero al final de la temporada y tras haber pasado sin pena ni gloria por el fútbol español y haber marcado dos goles en nueve partidos con los colchoneros, comenzaría un viaje por un elevado número de equipos europeos. Éste trotamundos serbio, vistió camisetas de clubes como la FK Vojvodina, OKF Belgrado o como dijimos antes, el Club Atlético Marbella con un pobre bagaje goleador y una penosa imagen. Finalmente se consagró en el fútbol suizo, donde anotó 15 goles en tan sólo 29 partidos, lo que llamó la atención de los dirigentes del Metz francés, y fueron estos últimos los que más disfrutaron de su fútbol.
Hasta que el 30 de marzo de 1999, su nacionalismo y su controvertido carácter le hicieron alistarse en el ejército serbio, abandonar el fútbol profesional por un tiempo y ser un soldado más del ejército de su país en el conflicto de Kosovo. Para el recuerdo quedarán las emotivas declaraciones del bueno de Vladan en aquella mañana de primavera, entre las que destacan las siguientes:
• «Defenderé a los niños de mi país que no pueden jugar al balón en la calle como los niños franceses».
• «Nadie cambiará nuestras fronteras contra nuestra voluntad y mi país jamás será ocupado».
• «Soy un ciudadano más y haré aquello que deba hacer, sé cual es mi obligación».
Al finalizar el conflicto y tras el horror que sólo la guerra es capaz de engendrar en un hombre, el fútbol todavía le dio la oportunidad de colgar las botas en el Paniliakos griego. Todavía con 30 años, volvió a su ciudad natal, abrió un restaurante familiar y se hizo cargo de la presidencia del FK Sopot, lo que en el año 2009 le serviría de trampolín para convertirse en la máxima autoridad del Estrella Roja. Así vio cumplido uno de sus sueños más importantes, ser presidente del club de su infancia.
Lamentablemente y después de defender a capa y espada a su colega y técnico por aquel entonces, Robert Prosinecki, se vio en la obligación de presentar su dimisión influenciado por la presión de los aficionados. Recientemente se ha cumplido un año de dicho acontecimiento y el peculiar de Vladan se despidió del sillón presidencial alegando que no tenía ni la fuerza ni la energía necesaria para seguir al mando del mejor club de Serbia, sin duda un punto y seguido en la trayectoria de este peculiar personaje, el futbolista soldado.