Última actualización 14 marzo, 2018 por Alberto Llopis
Odiado por unos, querido por otros, el personaje en cuestión marcó un hito en la historia del fútbol español y también europeo. Máximo goleador nacional en su día de la Roja, cifras de goles increíbles con el Real Madrid, carácter, carisma, calidad, todo ello encarnó en su día bajo un terreno de juego, Fernando Ruíz Hierro, sin riesgo a equivocarse, uno de los cinco mejores defensas europeos que ha dado la historia junto a Franz Beckenbauer, Paolo Maldini, Franco Baresi o Bobby Moore.
Natural de Vélez-Málaga, el Mariscal fue santo y seña del Real Madrid durante 14 años en los que ganó 5 ligas, tres Copas de Europa y una Copa del Rey. Conocedor de los entresijos de la Quinta del Buitre (con la que llegó a coincidir), tuvo la desgracia de vivir en los años buenos del Dream Team y los sucesivos desastres de Tenerife, pero también la buena fortuna de convivir con el Madrid de los Galácticos.
Describir el juego de Fernando Hierro no es simple en un par de líneas. Defensa duro en ocasiones y algo lento en su trayectoria final, conviene quedarse con un jugador especialista en balones parados, penaltis, gran rematador de cabeza, excelente en el pase en largo y en la salida de balón. Un magnífico central reconvertido después de iniciar su carrera como mediocentro en el Valladolid (donde pasó sus dos primeras temporadas) y en el Real Madrid, donde en la campaña 91-92 llegó a anotar 21 tantos en 37 partidos de liga.
Líder del vestuario durante muchos años merced a su enorme carácter y carisma, quizás fue la selección española la que le permitió ver sus mejores actuaciones personales. Su gol más famoso es el cabezazo ante Dinamarca que sirvió para clasificarse para el Mundial de 1994, campeonato en el que ante Suiza plasmó su tanto más bello.
El de Estados Unidos fue el segundo de los cuatro Mundiales que disputaría (anotó en tres de ellos), lo que junto a dos Eurocopas y 89 partidos internacionales gestionan un currículum internacional de verdadera leyenda en el que destaca por ser increíblemente el cuarto goleador de la selección española con 29 goles, siendo sólo superado por David Villa, Raúl y Fernando Torres.
Hermano de otros dos futbolistas de Primera (Antonio y Manolo), su traumática salida del club blanco junto a Vicente del Bosque en 2003 emborronan una carrera digna de ser considerada una de las mejores de la historia de España, y también de Europa.