Última actualización 5 abril, 2024 por Alberto Llopis
Desde hace muchos años, se ha gestado un encarnizado debate que tiene que ver con los fichajes de extranjeros en la Primera División Mexicana. En numerosas ocasiones se ha planteado la posibilidad de reducir el número de futbolistas de otras latitudes, ya que se tiene la idea de que frenan las potenciales carreras de los jóvenes nacionales que se forman en las canteras de los clubes. Algunos otros, opinan que los extranjeros llegan a nuestro país para hacer muy poco en cuanto a lo futbolístico, en contraste con los elevados salarios que perciben. De ahí que muchas opiniones periodísticas y de aficionados, pongan sobre la mesa sus manifiestos en contra de la contratación de futbolistas de otras naciones.
No obstante, otras voces, defienden la contratación de foráneos, pues consideran que realzan el espectáculo. Este argumento resulta cierto en muchos casos. Generalmente varios de los futbolistas que provienen de otros países, destacan por encima de muchos nacidos en México. Las posiciones en las que normalmente tienen mayor productividad son en el ataque y en el mediocampo, en donde han llegado a obtener un significativo porcentaje de goles y asistencias. Si se realiza un cotejo de las estadísticas en la historia del futbol mexicano profesional, se podrá constatar tal afirmación.
En un episodio aislado, El Club Deportivo Guadalajara, ha respetado su mística de incluir únicamente a futbolistas mexicanos en su plantilla. Este caso es significativo, ya que el club jalisciense fue fundado por el ciudadano belga Edgar Everaert, e incluso tuvo entre sus filas a algunos franceses, hacia sus inicios. Otro equipo que planteó copiar el modelo, fue el Club Universidad, popularmente conocido como los Pumas de la UNAM. Esta idea sonó con gran fuerza por ahí del 2011, luego del último título del equipo capitalino.
El objetivo era rescatar la productividad de una cantera que estaba lejos de sus mejores años de servir como semillero. Este plan no pudo concretarse, pues el equipo vino a la baja, luego de un cambio administrativo. Los nuevos directivos se dieron a la tarea de contratar más extranjeros y cerrar las oportunidades a los nuevos valores mexicanos. Hoy en día, el club cuenta con nueve futbolistas no nacidos en México, cuatro de ellos naturalizados, que no han logrado sacar del letargo a la cantera.
Por otra parte, el reciente fichaje de Ronaldinho ha puesto el dedo sobre la llaga, en virtud de que su contratación, es quizá la que mayor expectativa ha generado en toda la historia del balompié mexicano. Esto sin duda, reivindica a los sectores que apoyan los fichajes de futbolistas foráneos. Pero la cuestión es la siguiente: ¿Desde qué momento histórico surgió el debate acerca de los fichajes de extranjeros en la Liga?
En específico, se generó a partir de 1943, durante la primera temporada de la Liga Mayor Profesional, antecedente directo de la Primera División Nacional. En ese contexto, los directivos del América, el Ingeniero César Martano; y del Atlante, General José Manuel Núñez, plantearon la idea de restar las plazas de foráneos, e incluso lo propusieron mediante un pliego petitorio durante una campaña de prensa. Este manifiesto se compuso de cinco puntos, señalados a continuación:
1.- No se considera extranjeros a los que tienen más de cinco años en el país.
2.- No se considera extranjeros, para los efectos de la proposición, a los nacionalizados mexicanos.
3.- No se considera extranjeros a los españoles con asilo político.
4.- El número de jugadores extranjeros, se limitará a cuatro, como máximo.
5.- Se dará retroactividad al acuerdo si se toma en beneficio del Fútbol Mexicano.
La ratificación del documento dependía de la aprobación de por lo menos cuatro clubes propietarios de la Liga Mayor, que son los que tenían voz y voto. En su defecto, la decisión resultaría del voto de siete clubes, de un total de diez que conformaban la Liga. Estos clubes, de menor prosapia económica, eran conocidos como “arrimados”. La configuración de este plan fue tachada de “maquiavélica”. Se creyó que esto representaba una suerte de discriminación y que atentaba contra los derechos raciales, además de que carecía de objetos legales al ser instituido como parte de un capricho influido por una suerte de abuso de poder en la presidencia de la Liga Mayor.
Se ha argumentado, que la consigna fue la de perjudicar a clubes como el España y al Asturias, los cuales contaban con un buen número de extranjeros, principalmente españoles y se colocaban en los primeros escalafones del torneo. Además de fomentar un nacionalismo extremo, ya que los ideólogos de esta petición provenían de sectores conservadores de la era post-revolucionaria, se trató de frenar a estos clubes en detrimento de acciones de corte xenófobo.
Tiempo después, a instancias del entonces presidente Manuel Ávila Camacho, la acción terminó por imponerse. Se limitó el número de extranjeros a cinco y en la capital solo podían alinear cuatro. Actualmente la medida sigue vigente, sin embargo el número se relativiza por la condición de los naturalizados, lo que permite que sea mayor la cifra de jugadores no nacidos en el país que toman partido en el campeonato de Primera División. Mientras tanto se mantiene el debate, aunque a nivel personal, consideramos que la no inclusión de extranjeros no necesariamente constituye la medida óptima para elevar el nivel de la Liga y en general del fútbol mexicano, que sigue estando muy por debajo de los estándares idealizados.