Última actualización 17 octubre, 2024 por Alberto Llopis
Todo comienza con el mismo guión: soñar, luchar e intentar triunfar. Y sí, digo intentar triunfar, porque en un mundo tan “enrevesado” como es el del fútbol son muchos los que sueñan pero…, por desgracia, muy pocos los que alcanzan el éxito. Cada día nos asaltan los medios de comunicación con jóvenes promesas, nuevas joyas del deporte rey que están destinadas a marcar las diferencias en un futuro que, lamentablemente, muchos intentan convertirlo en presente. Se queman etapas a pasos agigantados. A veces, salen bien, en cambio, en otras se vuelve todo una auténtica catástrofe. Recientemente, ha saltado a la palestra el nombre de Karamoko Dembelé.
Dembelé es un niño de origen costamarfileño que se dio a conocer en la Saint´s Boys Academy Cup irlandesa donde tuvo una participación más que notoria. En dicho torneo, en el que participaban las canteras de grandes clubes europeos, protagonizó un partido soberbio frente a los chavales del filial del FC Barcelona.
Un vídeo, en el que aparecía sorteando rivales culés con una facilidad pasmosa, fue el causante de que su figura comenzara a ser reconocida en toda Europa y parte del extranjero. Si a esto añadimos que el pasado fin de semana, Dembelé debuto con el conjunto sub-20 del Celtic con tan solo 13 años, es fácil hacerse a la idea de que podemos estar ante un enorme crack.
No obstante, volvemos a lo mismo: ¿es aconsejable dar giros de exigencia tan tremendos en el transcurso de la formación de un futbolista? Puede que Dembelé llegue a convertirse en una estrella, o tal vez el querer hacerle crecer demasiado rápido se lo impida. A la mente se me vienen ejemplos como Freddy Adu o Ryan Gauld, que despegaron pronto y de igual modo desaparecieron. Veremos a ver qué pasa ahora…