Última actualización 25 febrero, 2018 por Alberto Llopis
Hay jugadas tontas y goles absurdos pero sin duda el protagonizado por el portero holandés del Duisburgo Mark Flekken se lleva la palma. Fue el protagonista del gol más ridículo en lo que llevamos de año y posiblemente en uno de los más absurdos de la historia del fútbol a nivel profesional y que sirvió al Ingolstad para empatar el partido, de la Segunda alemana. Al final, el triunfo del Duisburgo (2-1) restó importancia a esta absurda jugada.
Se jugaba minuto 18 de dicho partido cuando Mark Flekken se fue a beber agua de una botella que tenía incomprensiblemente dentro de su portería, ignorando totalmente el partido que se desarrollaba en el área rival. Un defensa del Ingolstadt, lanzó un balón largo desde su área hacia el área de la portería que defendía Flekken.
Un defensa del Duisburgo cedió el balón de cabeza esperando a que el guardameta holandés estuviera en su sitio y cogiera el balón. Pero el meta seguía dentro de la portería ajeno completamente a la jugada, bebiendo agua. Stefan Kutschke fue el más listo y corrió hacia la portería para empujar el balón y marcar, ante la cara de tontos de jugadores y aficionados del Duisburgo y ante un Flekken petrificado como si fuera una estatua.