Última actualización 30 octubre, 2023 por Alberto Llopis
La historia de la Bota de Oro de Rodion Camataru es sin duda una de las mayores trampas de la historia del fútbol. Y es que pocos jugadores pueden haber presumido de lograr un título individual tan importante como una bota de oro de una forma tan fraudulenta como lo hizo el delantero rumano en 1987.
Rodion Camataru: Historia de la Bota de Oro de 1987
Este delantero rumano nacido en 1958 era uno de los grandes goleadores de la liga rumana. Espigado, buen fijador de defensas, pero con algunas carencias técnicas con el control de la pelota, su buen papel con el Universidad de Craiova (con el que consiguió dos ligas y cuatro copas) le llevó a ser traspasado en 1986 al Dinamo de Bucarest.
El Dinamo, equipo dirigido entonces por el Ministerio del Interior y el favorito de Elena Ceaucescu, mujer del presidente Nicolae Ceaucescu, era la alternativa real al poderoso Steaua de Bucarest, reciente vencedor de la Copa de Europa.
El fichaje por el Dinamo mejoró enormemente las prestaciones de Rodion Camataru, quién logró anotar 44 goles en 33 partidos. Un dato sorprendente teniendo en cuenta que de esos tantos, 20 los logró en las últimas seis jornadas de liga. El registro resultó ser tan sospechoso que el austríaco Toni Polster, Bota de Plata y líder de ese galardón hasta el tramo final de la temporada, denunció posibles irregularidades.
Polster y sus compañeros denunciaron una falta de datos fiables tremendos donde no habían siquiera estadísticas oficiales de esos últimos encuentros. Para más sospecha, esos 20 goles en 6 partidos únicamente sirvieron para ganar un único partido.
Se acabó descubriendo el fraude de la Bota de Oro de 1987
En 1990, caído el régimen de Ceacescu salía la verdad de todo el suceso. El gobierno rumano había ordenado no defender al 100% a Câmâtaru para que este lograra anotar con facilidad. El objetivo era conseguir tener un delantero rumano como máximo goleador de Europa, hecho que mejoraría la imagen del país en el exterior. De paso, proporcionaría una alegría a Elena, fiel amante del Dinamo de Bucarest. Eran dos pájaros de un tiro. Catamaru era desposeído de la Bota de Oro y excluido de la lista histórica de ganadores de la Bota de Oro, pasando a manos de Polster. Acababa así una de las farsas más grandes del fútbol europeo.