Última actualización 6 noviembre, 2015 por Alberto Llopis
No hace mucho tiempo –hace dos temporadas, para ser preciso- el Atlético de Madrid era, sin lugar a dudas, el equipo más en boga del fútbol europeo. Luego de haber roto una dualidad liguera en España que parecía inexorable en la temporada 2.013/14 y estar a dos meros minutos de la gloria continental en la UEFA Champions ese mismo año, el equipo colchonero entraba a la palestra principal de la élite futbolística y todos los que seguimos este deporte comenzamos a tomar más en serio la propuesta de un club que Diego “el Cholo” Simeone había levantado desde sus cimientos para convertirlo en un rival de armas tomar para cualquiera.
El argentino es un símbolo del Atlético por su época de jugador y le inyectó al club madrileño un estilo de juego tácticamente inteligente, rocoso en el aspecto físico y pregonando la solidez defensiva sin dejar de lado el talento individual de jugadores como Arda Turan, Diego Costa, Diego o Koke, teniendo a Courtois, Godín, Miranda o Filipe Luis como base atrás –un equipo erigido bajo el concepto del pragmatismo.
Desde el principio, la impronta del Cholo produjo dividendos con muchos títulos y quebrando la hegemonía de su rival acérrimo, el Real Madrid, en los partidos entre ellos tras una sequía de 15 años. Pero no todo ha sido color de rosa para la gestión de Simeone y el último empate a cero contra el Astania de Kazajistán en Champions este martes, sin ánimos de triunfalismo, deja entrever el desgaste de una fórmula.
Luego de un curso 2.014/15 con resultados variopintos –un tercer lugar, 4tos de Champions y de Copa del Rey- que solamente puede ser clasificado como transitorio luego de las pérdidas de jugadores importantísimos como Villa, Diego Costa, Filipe Luis (quien volvió), Diego y Courtois, el Atlético hizo un desembolso importante para renovar el plantel. Y así llegaron jugadores jóvenes y prometedores como Ángel Correa, Yannick Ferreira Carrasco, Luciano Vietto, además del regreso del canterano Óliver Torres de su préstamo del Oporto y el fichaje del afamado delantero colombiano Jackson Martínez del mismo equipo portugués que Óliver Torres.
Todos estos fichajes de corte ofensivo, más el aporte de jugadores como Antoine Griezmann, Fernando Torres y Koke, deberían de infundir en el club rojiblanco un nuevo abanico de posibilidades para variar sus métodos de ataque y así no estancarse en su progresión como equipo grandes, aunado a un decremento en el equipo el año pasado al ser “descubierto” por los rivales. Y aunque apenas estamos en las primeras escenas de la temporada, ya se puede observar la insistencia del técnico argentino por las viejas costumbres de sus primeros años en el Atlético que ya, simplemente, no van a funcionar con esta versión del equipo.
El Cholo ha construido un equipo para el futuro con una base de jugadores prometedores como los acotados; pero cuyo estilo de juego exige un planteamiento diferente. La época del estilo especulador, rasposo y agresivo del Atlético circa 13/14 ya no encaja con jugadores como Griezmann, Correa o Carrasco; es por eso que el equipo se ha visto tan irregular e incapaz de cerrar partidos que deberían ganar si desean volver a conquistar la liga, cosa que ya se ve un poco distante ahora que Madrid y Barcelona se han alejado en la punta.
No lo digo para desmeritar al Atlético, Simeone o los logros de ambos; al contrario, pienso que es maravilloso tener un equipo que sea una tercera opción en la liga española y con un plantel tan completo y ambicioso, es momento de apostar por un planteo táctico más arriesgado. Y no estoy hablando de formaciones o “dibujitos”; estoy hablando de las intenciones del equipo al salir a la cancha –últimamente se les nota cada vez más incómodos con ese estilo de buscar el 1-0 y luego replegarse cuando tienen el potencial para lograr más. Cuando han propuesto más que eso, pusieron contras las cuerdas al Madrid en el Calderón este año donde pudieron haber ganado de no ser por la actuación babilónica del cancerbero Keylor Navas.
Y es que mucho se ha rumoreado acerca de dónde yacerá el futuro de Simeone con equipos muy importantes interesados en contratarlo pero yo me pregunto: ¿Es el Cholo la mejor opción para esta encarnación de los rojiblancos? Ciertamente es gracias a su buen hacer como Director Técnico y como gestor de recursos que el club se encuentra en un mejor estado actualmente; pero todavía queda al aire la interrogante acerca de la viabilidad del argentino como entrenador de equipo grande, como se vio el año pasado cuando básicamente perdieron los tres títulos por una falta de riesgos que a veces pecaba en lo sofocante y en eso no se le puede achacar la pérdida de jugadores claves.
¿Puede Simeone apostar por un sistema que no se base en la pelota parada y en la solidez defensiva? ¿Puede ir a estadios de equipos pequeños e imponerse como favoritos que son? Porque entiendo que una cosa es replegarse y mantener la ventaja en el Camp Nou o en el Allianz Arena, pero otra muy diferente es jugar con equipos que pelean el descenso o equipos, y me disculpan el término, minúsculos como el Astania y batallar para anotar un gol. Ahora más que nunca debe darse cuenta el club y el entrenador que las perspectivas cambian una vez que se consigue el éxito y que en este momento hay expectativas y añoranzas aún más fuertes por parte de la afición colchonera que ha pasado tanto tiempo endurando vicisitudes que quiere más ambición por parte de sus muchachos.
Muchos partidos he visto este año del Atlético donde el equipo juega de la misma forma que en esa memorable temporada y ahora se les ve ajustándose a ese estilo, más que aplicándolo con naturalidad. Y es natural: un Jackson/Vietto/Griezmann no es un Diego Costa y un Correa/Carrasco no es un Raúl García; el seno defensivo se ha mantenido prácticamente igual, siendo el binomio Oblak/Moyá un reemplazo más que aceptable del portero belga Courtois y el uruguayo Giménez ha demostrado que puede suceder a un Miranda que ahora hace lo suyo en tierras milanesas.
Como he dicho hasta la saciedad en este artículo en varias formas, la materia prima está ahí; simplemente hay que comprender que los jugadores que el Atlético ostenta hoy en día es una camada bastante talentosa y que debe proponer, atacar, buscar el partido con un ideario que sea más propenso a una actitud ofensiva.
No estoy hablando de fútbol kamikaze a lo Leicester City esta temporada, sino imponerse como el equipo que crea más oportunidades, que pierde la pelota en el área rival y que logra ganar a los contrincantes chicos con la actitud de un club que se sabe grande. En cristiano: pueden jugar mucho mejor que esto. Sí, todo equipo puede jugar mejor; sólo que éste está jugando por debajo de sus posibilidades.
No tengo ningún amigo rojiblanco que me lo conste; pero lo más probable es que éste sea el mejor momento de la historia del Atlético de Madrid en los últimos treinta años y donde mejor posicionados están para lograr cosas irrepetibles. La final de Champions y el título de liga del 2.014 no fueron casualidades; fueron logros que se consiguieron mediante un trabajo arduo, comprometido y por la maximización de los recursos futbolísticos que se tenían a disposición; de haber tenido un poco más de suerte –y se si hubiera pitado el codazo de Bale a Juanfran en el gol de Ramos-, estaríamos hablando de la mayor sorpresa en el fútbol europeo desde el Porto de Mourinho que conquistó la Champions en el 2.004.
Simeone erigió un plantel competitivo y que lo tiene todo para cosechar más éxitos; pero es imperativo que esa mascara de conservatismo y austeridad haga cabida para la ambición y la capacidad para imponerse como una fuerza futbolística a considerar en el panorama mundial. El Atlético de Madrid se encuentra en un punto clave de su historia donde pueden ir en ascenso aprovechando este momento de vinos y rosas, o puede que al desperdiciar esta oportunidad comience el más que natural éxodo de jugadores hasta retornar a la mundanidad que muchos clubes “sorpresa” han tenido que padecer con el pasar de los años.