El carrusel de la injusticia

El carrusel de la injusticia

Mientras la 1ª. División de México se encuentra en su fase de semifinales, la serie inmediata, la Liga de Ascenso, dirime a quien escalará a la máxima categoría. Los contendientes son los Rayos del Necaxa (campeón del reciente torneo Clausura 2016) y los Bravos de Ciudad Juárez (monarca en el Apertura 2015), duelo que se habrá definido este sábado 21 de mayo.

Pero la felicidad por lograr el anhelado ascenso pronto se convierte en un viacrucis para el equipo ganador, y en sufrimiento y angustia para su afición, pues se enfrentan a una problemática que, sin ser nueva, sí afecta los sueños de directivos, jugadores y seguidores: el sistema del porcentaje para determinar al equipo que descenderá de división al final del siguiente año futbolístico, método que prevalece desde la temporada 1991-92, es decir, hace 25 años.

Un cuarto de siglo en el que este procedimiento –que consiste en dividir los puntos obtenidos entre los partidos jugados en los últimos 6 torneos, es decir, 3 temporadas largas– ha destrozado no solamente ilusiones, sino franquicias completas, derrotadas ante el embate de una realidad que para muchos es injusta.

En la 1ª. División desciende un solo equipo —obviamente, con el peor promedio—, a la división inmediata, en este caso la Liga de Ascenso. A los equipos recién ascendidos o con menos de 6 temporadas en el máximo circuito, se extrae su cociente contabilizando únicamente las temporadas que lleven jugando. Por esta razón, su promedio puede subir o bajar con mayor facilidad, según gane, empate o pierda.

Además, quien sube de categoría debe cumplir con requisitos como la capacidad y condiciones de su estadio sede, y aparte contar con representativos juveniles en las categorías Sub-13, Sub-15, Sub-17 y Sub-20, algo que para las escuadras que compiten en la Liga de Ascenso es casi imposible de atender, por la inversión económica que representa, aparte del desgaste emocional que implica sostener al primer equipo en la máxima división.

Así, en este 2016, por segundo año consecutivo, el equipo ascendido regresó de inmediato a la segunda categoría. Le ocurrió en el ciclo anterior a la Universidad de Guadalajara (tradicional escuadra que tuvo su mejor época en las décadas de los 70 y 80, con 3 subcampeonatos de Liga y un título de Copa). Y en la presente etapa 2015-16 le sucedió a los Dorados de Sinaloa; sí, el club adonde vino a exiliarse Pep Guardiola hace 10 años, justo cuando también vivió un descenso en el ciclo 2005-2006.

Lillo dirigió a Guardiola en México.
Lillo dirigió a Guardiola en México.

Sin embargo, hasta estos últimos 2 casos, la tendencia había cambiado significativamente para los “benjamines”: La Piedad, que ascendió en el proceso 2012-2013 se transformó –tras el típico ajuste de franquicia, tan común en México– en Veracruz y logró asegurar la categoría, por lo que el equipo que partió al año fue el Atlante, otra camiseta de añeja tradición en el futbol azteca.

Antes, en 2011-2012, León ascendió y se consolidó, e incluso obtuvo 2 títulos de Liga casi de inmediato (Apertura 2013 y Clausura 2014). Los Gallos Blancos de Querétaro (donde recientemente jugara “Ronaldinho”) se fue al concluir el año (Clausura 2013), aunque regresó de inmediato a través de la compra de la franquicia de Jaguares de Chiapas.

Finalmente, Xolos de Tijuana conquistó el periodo 2010-2011 y hasta la fecha continúa en 1ª. División, habiendo conseguido un título –bajo la dirección técnica de Antonio “Turco” Mohamed– en el Apertura 2012. Los Estudiantes Tecos (antes Tecolotes de la Universidad Autónoma de Guadalajara, con participación desde 1975 en la división de honor) partió sin pena ni gloria tras la celebración de aquel Clausura 2012.

Ahora, en estos 2 más recientes campeonatos, la tendencia se ha revertido: los últimos equipos que han conquistado la categoría no han sabido competir con el desventajoso diseño por mentes maquiavélicas que, indudablemente, con ello pretenden “proteger” a los equipos considerados “grandes”, por si en algún momento se ven involucrados en una mala racha.

Y es que este reglamento permite que una mediocre participación de algún equipo en los 2 torneos cortos que componen el año futbolístico, con pocos puntos y aún habiendo terminado en alguna de ellas en último lugar de la tabla de posiciones, sea salvada si en los 4 certámenes anteriores logró reunir un “colchón” de unidades que, en la operación matemática, significarán su tanque de oxígeno.

De hecho, así ha sucedido con el Guadalajara, uno de los 2 más populares de México, que ha tenido desempeños francamente mezquinos en los últimos años, pero que siempre ha tenido como “escudo” al club que ha ascendido. Desde el año 2012, la mediocridad ha sido el sello rojiblanco: Clausura 2012 (15º. lugar de la tabla, de 18 participantes); Apertura 2012 (8º.); Clausura 2013 (17º., es decir, penúltimo); Apertura 2013, 16º., o sea, antepenúltimo); Clausura 2014 (15º.); Apertura 2014 (16º.), y únicamente hasta el actual Clausura 2015 subió hasta el 5º. sitio general.

En una liga “normal”, sin reglamentos como los que los directivos mexicanos se sacan de la manga para proteger sus intereses, ante tan vergonzosos resultados las Chivas probablemente ya hubieran descendido.

En este carrusel anual de lo que muchos consideran una “injusticia”, la excepción más destacada es, sin duda alguna, el Celaya de Emilio Butragueño, que fue subcampeón en su temporada de ascenso, con un plantel sin grandes figuras, a excepción del crack español, y que se quedó a un solo gol del título ante el entonces poderoso Necaxa, que así se coronó bicampeón. Fue precisamente el “Buitre” quien erró, a bocajarro, un remate de cabeza que pudo significar la ventaja para los llamados Toros, que finalmente sucumbieron aquella tarde en el estadio “Azteca” sin realmente haber perdido la final (empataron 1-1 y 0-0, los duelos a visita recíproca, pero en aquel 1996 el reglamento permitía definir al monarca dándole doble valor al gol de visitante).

El Buitre en su época en el Celaya.
El Buitre en su época en el Celaya.

Sin embargo, las estadísticas no mienten y en las 2 últimas temporadas, el club que asciende al año siguiente ya está de regreso a la división inmediata, a veces a la velocidad de la luz, como los Dorados de Sinaloa, que recibieron su sentencia condenatoria tras celebrarse la jornada 14 (es decir, casi un mes antes del final del Clausura 2016).

Javier A. Gordillo Pérez

Voraz lector, redactor apasionado, y hambriento seguidor del buen juego de balompié en cualquier latitud y época. Romántico del corazón y del balón, orgullosamente mexicano y colgado por el fútbol.
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