Última actualización 6 abril, 2024 por Alberto Llopis
Cuba, una país de once millones de habitantes encuadrado en pleno Mar Caribe. De sus costas apenas les separan 90 millas de las de Florida. La isla comunista por antonomasia. El lugar donde todo el mundo sueña con ir a visitarlo al menos un lugar en la vida. El último reducto europeo latinoamericano y el último de los territorios de esta misma índole en hacer efectiva su independencia ya en 1902.
Cuna del turismo sexual y no sexual, cuna de la música, de la medicina, es también un buen lugar para practicar deporte, especialmente si uno es aficionado al béisbol o al boxeo, deportes mayoritarios junto al atletismo. ¿Y el fútbol? ¿Qué ocurre con él? ¿Ha penetrado en la isla o se ha mantenido al margen? Pues bien, en Cuba, aunque parezca mentira, lo hay y está en auge.
No es Cuba un país que sea una potencia futbolística. Basta decir que sólo acudió una vez a un Mundial y fue en 1938 cuando cayó en cuartos de final 8-0 ante Suecia tras ganar a Rumanía en octavos previo espectáculo de un portero llamado Carvajales que prefirió comentar el encuentro de su selección por radio antes que ponerse bajo los palos. Fuera de ahí nada. Apenas dos participaciones en la Copa Oro en 2003 y en 2013 y una victoria en la Copa del Caribe, torneo menor compuesto por países de la zona. También dos participaciones olímpicas con sendos cuartos de final.
Sin embargo y como se puede atisbar, poco a poco, Cuba empieza a resurgir en el balompié mundial. Lo ha hecho clasificándose para el pasado Mundial sub-20 y lo ha hecho con la ya mencionada victoria en la Copa del Caribe o los cuartos de final en la Copa Oro. Pero sobre todo lo hace en las calles, donde los niños empiezan a improvisar partidos callejeros en lugar de lanzamientos con el bate, o en la televisión, donde las cadenas estatales no paran de ofrecer las principales ligas internacionales del mundo, cada vez más seguidas entre la población.
Es difícil que lleguen a ser una potencia mundial, máximo cuando no existe una gran figura más allá de Marcel Hernández, el hombre que dio el triunfo en la pasada Copa del Caribe y cuando sus jugadores apenas salen de la isla, pero el salto empieza a ser grande. Existe una liga de más de 100 años (empezó en 1912) compuesta por ocho equipos donde el Real Iberia, el Villa Clara y la Juventud Asturiana son los grandes buques insignia. También una asociación de fútbol fundada en 1924, trece años antes de disputarse el primer partido de fútbol en la isla, merced a la llegada de británicos.
Quizás, el gran empujón debe de venir de fuera. En ese sentido, existe un sueño, una ilusión de que el Real Madrid regrese a Cuba más de 50 años después de que lo hiciera por última vez. Es una petición popular que sin duda, sería el salto definitivo para que el fútbol se consolide como deporte de masas, también en Cuba. Un club blanco que además ya tuvo en sus filas a Chus Alonso, el futbolista cubano posiblemente más famoso del mundo.