Dernière mise à jour 13 Octobre, 2024 pour Alberto Llopís
Dans le monde du football, matchs truqués, conocidos coloquialmente como “biscottos”, no son un secreto. Cuando dos equipos se benefician de un mismo resultado, la tentación de pactar el desenlace es evidente. Cependant, hay ocasiones que trascienden en la historia por la forma descarada en que se llevaron a cabo. Un ejemplo claro de ello ocurrió el 25 Juin 1982, durante el monde Espagne, en un episodio que quedó grabado como “La vergüenza de Gijón”.
Este partido entre Austria y Alemania, disputado en el estadio El Molinón de Gijón, representó uno de los momentos más bochornosos en la historia de los mundiales. Ambos equipos sabían que un triunfo alemán por la mínima diferencia aseguraba su clasificación a la siguiente fase y eliminaba a Argelia, la revelación del torneo. Lo que ocurrió en el campo fue una pantomima que indignó al mundo del fútbol.
Contexto del Partido: Un Grupo que Sorprendía
El grupo de Austria y Alemania también lo conformaban Argelia y Chile. À ce moment là, Argelia había desafiado las expectativas, ganando dos partidos, incluido un histórico triunfo sobre Alemania por 2-1. Con una jornada restante, las cuentas eran claras: si Alemania vencía a Austria por 1-0, ambas selecciones europeas avanzarían y Argelia quedaría eliminada, sin importar su desempeño.
El encuentro comenzó con cierto ritmo, pero en el minuto 10 todo cambió. Horst Hrubesch, delantero alemán, anotó el 1-0 para su selección, el resultado exacto que beneficiaba tanto a los alemanes como a los austriacos. À partir de là, el juego se detuvo. Los jugadores simplemente se pasaban el balón sin intención de atacar. El espectáculo se convirtió en un tedioso desfile de pases intrascendentes, sin cruzar el mediocampo en muchas ocasiones.
La Reacción del público y la indignación mundial ante el biscotto entre Austria y Alemania
La descarada falta de competencia pronto generó malestar entre los espectadores. Los aficionados en el estadio, incluidos los argelinos, comenzaron a gritar “¡Fuera, fuera!” oui “¡Que se besen!” como señal de protesta. Algunos fanáticos argelinos incluso agitaron billetes falsos en señal de corrupción, acusando a ambos equipos de pactar el resultado.
La indignación no se limitó a los hinchas en el estadio. Comentaristas de televisión, tanto alemanes como austriacos, expresaron su repudio ante lo que presenciaban. Eberhard Stanjek, el comentarista alemán de la cadena ARD, decidió dejar de narrar el partido en señal de protesta. Las críticas fueron unánimes, incluso dentro de los propios países involucrados.
Al finalizar el encuentro, la situación se tornó tan tensa que la policía tuvo que escoltar a ambas selecciones fuera del campo, temiendo que los aficionados enardecidos pudieran agredir a los jugadores.
Consecuencias y cambios en el Fútbol Mundial
Algérie, al verse perjudicada por el pacto entre Alemania y Austria, solicitó la descalificación de ambos equipos. Cependant, la FIFA, pese a la evidencia clara del amaño, decidió no sancionar a las selecciones, alegando la falta de pruebas concretas. Néanmoins, este episodio marcó un punto de inflexión en el reglamento de los mundiales. A partir de entonces, la FIFA decretó que los partidos de la última jornada de la fase de grupos se jueguen simultáneamente, para evitar situaciones similares en el futuro.
El reconocimiento del pacto años después
Aunque en su momento nadie admitió abiertamente el arreglo, 25 años después del infame encuentro, el exdefensa alemán Hans-Peter Briegel, quien jugó para el Kaiserslautern, confesó que ambas selecciones habían pactado no hacerse daño después de que Alemania marcara el 1-0. Este reconocimiento tardío solo confirmó lo que el mundo entero ya sospechaba: el partido fue un claro ejemplo de antideportividad en el máximo escenario del fútbol mundial.
La ‘Vergüenza de Gijón’ y sus consecuencias
El partido entre Austria y Alemania en Gijón pasó a la historia como un ejemplo de cómo los intereses de dos equipos pueden manchar la integridad de un torneo tan prestigioso como el Mundial. Aunque tanto Alemania como Austria lograron avanzar a la siguiente ronda, el daño a la reputación de ambas selecciones fue profundo.
Este episodio no solo perjudicó a Argelia, que había mostrado un fútbol brillante, sino que también dejó una lección invaluable para el mundo del fútbol. El deporte rey, en su esencia, se basa en la competencia leal y en el esfuerzo por ganar en el campo, no en pactos fuera de él.