Honduras y el Salvador protagonizaron la guerra del fútbol en 1969

Honduras y el Salvador protagonizaron la guerra del fútbol en 1969
La Guerra del fútbol enfrentó a Guatemala y el Salvador.

Fue algo más que un partido. Fue el desencadenante de una guerra entre dos países. Fue el detonante de más de 2000 muertos y 15000 heridos. Ocurrió el 27 de junio de 1969, durante un partido de clasificación para el Mundial de México 70 entre las selecciones de Honduras y el Salvador.

La tensión entre los dos estados era máxima en la época. Un grupo minoritario de hacendados controlaban las tierras de El Salvador, lo que provocaba una emigración constante de salvadoreños a Honduras en busca de una mejor vida. Sin embargo, una reforma agraria de Honduras a principios de 1969 provocó la expropiación y expulsión de la mayor parte de salvadoreños ( que habían trabajado allí durante varias generaciones). Esta escalada de tensión fue aprovechada por los gobiernos de ambos países para orientar la atención de sus poblaciones hacia afuera, en vez de los conflictos políticos internos de cada país.

Y en ese contexto, el fútbol iba a jugar un papel esencial. Dos selecciones enfrentadas entre sí, en busca de un pase a un Mundial que iban a dirimir una eliminatoria a cara de perro. El primer partido de clasificación disputado en Tegucigalpa acabaría con la victoria de Honduras, en un encuentro lleno de polémica, ya que al día siguiente, los periódicos salvadoreños recogían como miles de hondureños habían pasado la noche anterior acampados frente al hotel e concentración de la selección de El Salvador pertrechados con cacerolas y entonando cánticos para interrumpir su descanso. Además, los jugadores de El Salvador acusaron al propio hotel de haberlos intoxicado premeditadamente.

Apenas una semana después, el estadio salvadoreño de Flor Blanca era el lugar escogido por un país que clamaba venganza. La noche anterior la turba se había encargado de devolver la moneda frente al hotel de la selección hondureña. El 3-0 final para El Salvador con dos goles de Mon Martinez dejaba la resolución de la eliminatoria en manos de un escenario neutral como el Estadio Azteca en la ciudad de México.

Durante esas semanas los medios de ambos países se encargaron de aderezar la salsa del conflicto. Desde el Salvador se difundió la leyenda de un siniestro personaje, el coronel Martínez apodado “El chacal de Olancho” cuyos hombres secuestraban y violaban salvadoreños por las calles de Honduras.

De esta forma, fueron proliferando las famosas letanías, cánticos burlescos y belicosos entre ambas hinchadas antes del partido. Un caldo de cultivo más que ideal para lo que luego acabaría siendo uno de los mayores desastres deportivos de Centroamérica.

Finalmente, el 27 de junio se disputó el encuentro que acabó con victoria salvadoreña por 3-2 en la prórroga merced a un gol del Pipo Rodríguez ante el estallido de alegría de miles de salvadoreños. Sin embargo, esa alegría contrastaba con las imágenes de la televisión, que comenzó a mostrar a miles de salvadoreños expulsados de Honduras que cruzaban con tristeza el puente fronterizo de el río Goascorán como respuesta a la derrota de su selección.

Aún hoy no se sabe a ciencia cierta cuanto de propaganda y manipulación hubo en aquellas imágenes. Lo que sí es cierto, es que aquella eliminatoria fue la mecha perfecta para incendiar un reguero de gasolina hecho a base de problemas y rivalidades sociales, políticas y hasta comerciales. De hecho, dos semanas después (el 14 de julio), la aviación salvadoreña atacaba a Honduras y se cernía la oscuridad en las calles del país.

La guerra duró apenas tres días, El Salvador devolvió los pequeños enclaves conquistados. Pero el saldo final arrojó miles de muertos y una fractura de odio irrecuperable entre los vecinos.

Julio Muñoz

Periodista, especialista en fútbol internacional y retro. Escribo en Colgadosporelfutbol.com y me puedes seguir en @juliomv1982

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