Iker Casillas, de ángel a demonio

El caso de Casillas es un caso que sin ser nuevo en el mundo del fútbol no deja de sorprender por la relevancia que llegó a adquirir durante más de una década de carrera en el Real Madrid y la selección española. Hay que reconocer sus méritos donde ha conseguido todos los títulos habidos y por haber siendo durante muchos años el mejor portero del mundo y un pilar de la selección española. Pero también es cierto que eso hace tiempo que dejó de ser así e Iker Casillas hace tiempo que dejó de ser el mejor en lo suyo.
Pese a no ser excesivamente mayor para el puesto de portero, se puede entender como en el caso de todos los futbolistas, que su carrera a partir de cierta edad puede entrar en declive y que por ello, su momento ha pasado y va siendo hora de ir dejando paso a nuevas generaciones o a compañeros en mejor estado de forma para acabar retirado o saliendo del club con el máximo de los honores. En el caso del portero madrileño parece que no es así. Ni deja paso ni da la sensación que vaya a salir con honores.

Puede ser que se tire piedras sobre su mismo tejado pero su continuidad en el club blanco y en la selección española le ponen en el punto de mira. Con la afición dividida sobretodo la merengue que llega a tildarlo de Topo, enchufado de la prensa, niño mimado de Florentino o miserable, la salida de Diego López dirección de Milán en lugar de él y sus últimas nefastas actuaciones, hacen que se le mire con lupa. La llegada de Keylor Navas procedente del Levante y uno de los mejores porteros del mundo en la actualidad tampoco le ayuda. Con actuaciones bastante desacertadas, la mínima pifía podría tirar por tierra aún más un prestigio ganado a pulso y justamente a lo largo de los tiempos. Su pique con su compañero Arbeloa en las redes sociales tampoco es un punto a su favor.
Lo cierto es que para el aficionado neutral, le gustaría recordar a Iker Casillas como aquel gran portero de fútbol que era capaz de poner la mano, el pie, la cabeza, el codo y cualquier parte de su anatomia en el lugar adecuado y el momento idóneo. Aquel que ganaba torneos por sus actuaciones y era un caballero dentro y fuera del campo. Pero seguramente gracias a la misma prensa que hasta hace poco lo encumbró y hinchó y ciertos hechos extradeportivos eso no será así.
