Última actualización 29 octubre, 2013 por Julio Muñoz
Decía en su día don Alfredo Di Stéfano una frase de las que no se olvida con el paso del tiempo: el ya famoso «jugamos como nunca y perdimos como siempre». Ese tan distinguido dicho hacía referencia a una nueva exhibición de fútbol de toque que no se correspondía con el marcador. En la actualidad, son muchos los equipos de la Liga BBVA que han apostado por el tiki-taka como estilo de juego y de momento el tiro les está saliendo por la culata.
Bien es cierto que es de agradecer que muchos equipos, especialmente los más modestos, intenten buscar la portería contraría sin reparos, pero habría que preguntarse hasta qué punto les conviene jugar así. Si uno mira la clasificación de estas diez primeras jornadas descubre una realidad. Tres de los cuatro últimos clasificados de la tabla son seguidores del fútbol de toque diseñado en su día por el Barcelona y seguido por la selección.
El Almeria, el Rayo, el Betis son, en este sentido, los máximos exponentes de la idea de que no por jugar bien se gana más. El Rayo es posiblemente el conjunto más obsesionado con la idea de sacar la pelota jugada desde su propia área. El resultado: 24 goles en contra consecuencia de errores infantiles en la entrega y tan sólo 7 a favor. Sacar la pelota de la propia zona de peligro en ocasiones se convierte en una odisea. Lo mismo se puede decir del Real Betis de Pepe Mel o el Almeria, cuya propuesta ofensiva se ha visto penalizada con 23 goles en contra.
Existen ciertos sistemas que ciertos equipos no pueden practicar. Por jugadores, no todas las plantillas tienen la capacidad para sacar bien la pelota. Y sólo realmente, aquellos entrenadores que saben cómo deben jugar sus equipos, sacan el máximo resultado a su grupo. Ahí está el caso del Atlético de Simeone, del Levante de Caparrós o del Espanyol de Aguirre.
Sin grandes aspavientos, sin grandes jugadas colectivas, sin hacer ruido están cumpliendo de sobra sus objetivos. Contragolpe, solidez defensiva, estilo directo adaptado a las características de la plantilla que dirigen. Y es que no siempre jugar bien fue sinónimo de ganar. Di Stéfano ya lo sabía, Italia, también.