Última actualización 6 abril, 2024 por Alberto Llopis
Una vez disputada la penúltima ronda del Hexagonal de la CONCAFCAF, y a pesar de encontrarse ya calificado al Mundial 2018, el entrenador Juan Carlos Osorio sigue sufriendo el embate constante y directo de sectores de aficionados y periodistas que lo consideran no apto para sentarse en ese banquillo de la Selección Mexicana, si bien su promedio de efectividad, a casi dos años de haber asumido el mando, es uno de los más brillantes en el pasado reciente, se insiste en la crítica de que con él se está “desaprovechando” a la que muchos opinan es la mejor generación de futbolistas aztecas de la historia.
Fuertemente cuestionado por su sistema táctico y por las rotaciones de jugadores de un partido a otro, sin embargo nadie puede negar la efectividad del colombiano, ya que sus números superan en prácticamente todas las estadísticas a sus predecesores al frente del Tricolor en las últimas dos décadas.
Poco parece importar, decíamos, el hecho de que en la reciente Fecha FIFA con su victoria ante Panamá (como local) y el empate ante Costa Rica (como visitante)– sacó el pasaporte oficial para Rusia.
Y esto no es poca cosa, ya que en los dos procesos anteriores el combinado nacional sufrió terriblemente para conseguir su boleto (para Brasil 2014 incluso rayando en la ignominia al disputar un repechaje ante Nueva Zelanda), y en ambos abundaron los cambios e improvisaciones en la banca ante la urgencia.
Aunque parezca broma macabra, solamente de 2006 a la fecha, se han enfundado el buzo tricolor nueve directores técnicos, “rotaciones” que, sin embargo, a nadie parece importarle aunque denoten inestabilidad y nerviosismo desde el nivel federativo. Y quienes han sufrido la “guillotina” en el cadalso en el que se convierte la banca nacional, no son improvisados ni entrenadores con pocos logros:
Hugo Sánchez (considerado el mejor futbolista azteca de todos los tiempos, primer entrenador bicampeón de los torneos cortos en México, con los Pumas de la UNAM), Jesús Ramírez (monarca mundial juvenil Sub-17 en Perú 2005), Sven-Goran Eriksson (sueco, multiganador en las ligas de su país, y portuguesa e italiana, y ex DT de Inglaterra), Efraín Flores, José Manuel De la Torre (campeón tres veces, una con Guadalajara y dos con Toluca), Luis Fernando Tena (monarca con Cruz Azul y Morelia), Víctor Manuel Vucetich (conocido como el “Rey Midas”, porque se caracteriza por llevar al título a los clubes que dirige: León, Tecolotes de la UAG, Pachuca y Monterrey, en la Liga, y a Cruz Azul, Tigres y Querétaro en la Copa), Miguel Herrera (campeón con América)…
Claro que a los directivos mexicanos, conocidos por su escaso conocimiento y aprecio hacia el futbol como deporte, y más apegados e interesados a la parte financiera –lo comercial, pues– parece importarles poco las formas y las críticas, cuando saben que con Osorio se asegura la materia que en 2010 y 2014 costó tanto aprobar: ir a la Copa del Mundo, con todo el negociazo que ello conlleva.
Lo indignante e inaceptable es cómo se recibió al DT colombiano en el aeropuerto de la capital del país el pasado lunes 24 de julio, luego del fracaso en la Copa Oro 2017: me queda claro que la «bienvenida» fue orquestada por mentes maquiavélicas para exhibirlo y exponerlo a la ira pública. En otras ocasiones, con ridículos similares (o mayores o menores), cuando el plantel de la Selección arriba a la terminal aérea, se busca sacarlos del edificio por alguna «puerta secreta», lejos de la vista de aficionados y periodistas.
Además, los carteles en manos de niños (que seguramente no tienen una idea completa de lo que está sucediendo alrededor de este tema) ponen en claro que todo estuvo planeado, además de que la seguridad dejó mucho que desear, con solamente dos policías del propio aeropuerto como escolta.
El que aficionados y prensa siguieran al solitario DT cafetero por varios metros hasta que abordó una camioneta en el estacionamiento es humillante y puede calificarse como acoso. Los reflectores, literalmente, sobre él, esperando que dijera algo ante los micrófonos. ¿Qué esperaban que declarara? La persecución, incluso, tuvo tintes xenofóbicos.
Además, no es válido cebarse sobre un entrenador de futbol que, bien o mal, únicamente está realizando su trabajo, y eso sí, nadie puede decir que de manera irresponsable. El colombiano es un profesional de los banquillos, certificado en Europa, que además está poniendo en práctica su estilo de trabajo, por el cual fue contratado en nuestro país, así que nadie puede decirse engañado.
El problema es que en México existe muy corta (y convenenciera) memoria para todo, no solo en lo futbolístico: la clase política se ceba sobre los recursos públicos medrando para su propio beneficio y dejando a la población las migajas, pero sin embargo no recibe las andanadas de críticas e insultos que sí le lanzan a un entrenador deportivo.
El verano colocó a Osorio prácticamente contra las cuerdas en el ring, pero logró sacudirse la presión gracias al apoyo federativo. El cuarto lugar en la Copa Confederaciones celebrada en Rusia –que incluyó una goliza ante Alemania por 1-4– y la eliminación en semifinales ante Jamaica en la Copa Oro fueron duros golpes que parecían sellar la suerte del técnico cafetero. A estos tropiezos habría que agregarle el cruel 0-7 propinado por Chile un año atrás en la Copa América Centenario, que aún retumba en la memoria de aficionados y periodistas. Pero su promedio de efectividad fue un útil salvavidas en medio de la tormenta.
Desde hace meses suena el nombre del argentino Matías Almeyda (ganador de cuatro títulos con el Guadalajara en menos de dos años) para asumir el mando del Tricolor. A muchos se les olvida que normalmente en México, por lo menos en las últimas dos décadas y media, el entrenador que llega “amado” por todos, con logros recientes en su haber y con la bendición general, al poco tiempo termina yéndose por la puerta de atrás como un auténtico “apestado” del futbol.
Así ha sucedido con Miguel Mejía Barón, Manuel Lapuente, Javier Aguirre (en dos procesos) y Enrique “Ojitos” Meza, así como los ya citados “Chepo” De la Torre y “Piojo” Herrera, en historias paralelas. Por ello no sería raro que si el “Pelado” llegara al cargo, al mediano plazo fuera señalado como el responsable de todos los males del balompié nacional. Sin embargo, por ahora se ve muy difícil que el polémico propietario de las Chivas, Jorge Vergara, deje ir al arquitecto del proyecto más exitoso que se ha ejecutado en su club.
Detalles como que en la Confederaciones, según estadísticas recabadas por la FIFA, México fue el seleccionado con mejor ataque y el que más disparos hizo al marco contrario, no valen ante los constantes cambios de alineación que realiza el DT colombiano, quien argumenta que este sistema es parte del “futbol moderno”. Cierto, podrían ser prácticas válidas en un equipo, más no parecen ser adecuadas en un combinado nacional cuyos integrantes tienen poco tiempo para conjuntarse tácticamente.
Con el Tricolor ya calificado al Mundial 2018, Osorio tendrá un “colchón” de tiempo para preparar al combinado sin tantas presiones, aunque parece difícil que sus detractores le tiendan un camino de rosas hacia Rusia.