Última atualização 28 Julho, 2021 por Alberto Llopis
Hace apenas dos semanas que la selección italiana se coronó como nueva campeona de Europa en el Estadio de Wembley ante Inglaterra, en lo que se denominó como el “Wembleyazo” de la Eurocopa. Y es con el paso de los días que poco a poco nos vamos fijando en los grandes detalles que ha dejado el combinado transalpino en la consecución de su segundo título europeo, acercándose a España y Alemania en ele palmarés del torneo.
Sobre todo lo que sorprende es el gran proceso de regeneración que ha llevado a cabo y como Roberto Mancini ha sido capaz de integrar a los nuevos talentos con los ya más veteranos. Y entre esos experimentados tenemos a un tipo que junto a Giorgio Chiellini suma 70 años de edad en el centro de la defensa. Leonardo Bonucci, un tipo diferente.
Leonardo Bonucci, un profesional hecho a base de trabajo
Un futbolista al que le costó mucho hacerse hueco en el fútbol de primer nivel y que justo cuando había conseguido consolidarse sufrió un episodio que parece dispuesto a querer olvidar, pero que recordarlo siempre pone los pelos de punta a cualquiera. Un intento de atraco en el que su reacción habla muy bien de su personalidad y de la capacidad de solventar los problemas. Al igual que lo hizo en esa gran final para su país, haciendo el tanto del empate en el partido y anotando el tercer penalti de la tanda definitiva junto después de que Andrea Belotti hubiera errado su lanzamiento.
Bonucci llevaba más de dos años sin hacer ni un solo tanto con la selección nacional, y de hecho se presentaba como uno de los jugadores que menos posibilidades tenía para hacer gol en la final. “La clave está en que a los dos equipos es complicado hacerles goles”, comentaba Antonio Caro, escritor de la web especializada casasdeapuestas.bet en un repaso previo a la gran final de la Euro. Y Leonardo era uno de los jugadores que tenía la cuota más alta para hacer un tanto en las apuestas. Pero el central tiró de casta para cambiar por completo la final e impregnar el partido de su personalidad. Esa que le ha llevado a superar todas las dificultades. Incluso un asalto.
El suceso que casi cambia la carrera y la vida de Bonucci
Quién sabe donde estaría ahora el de la localidad de Viterbo si su osadía le hubiera jugado una mala pasada en una tarde de otoño de 2012. El central venía de haber llamado la atención del Inter de Milán seis años atrás cuando jugaba en el Viterbese de su pueblo natal, porém, no le vieron la suficiente contundencia y liderazgo como para contar con él en el primer equipo. Tras incluirlo en una operación a varias bandas y curtirse en cesiones en Serie B con Treviso y Pisa, terminó siendo propiedad del Genoa. En una nueva cesión al Bari, ya con la veintena superada y las esperanzas de ser un futbolista de élite truncadas en su cabeza, se consolidó jugando casi la totalidad de los partidos de la campaña y mostrando una regularidad imponente.
La Juventus vio entonces en él ese futuro central que necesitaba y el tiempo demostró que “La Vecchia Signora” no se equivocaba. Dos años llevaba en Turín y su hijo acababa de nacer, por lo que decidió darse un capricho post-veraniego junto a su esposa la modelo Martina Maccari. Ambos fueron a un concesionario Ferrari junto al pequeño para elegir un nuevo automóvil, según la historia desvelada por el medio La Gazzeta dello Sport. Y fue a la salida cuando dos atracadores le estaban esperando para apuntarle en la cabeza con un arma y exigirle que les entregara el reloj.
Bonucci quedó inmóvil por unos segundos al presenciar semejante escena. Uno de los tipos esperaba en una moto preparado para huir con el botín, mientras su compañero era el que desafiaba al jugador italiano con la pistola. A Martina le dio tiempo a alejar el cochecito del pequeño del punto de mira y protegerlo dentro del coche, mientras su marido se quitaba lentamente el minutero. Y cualquiera le hubiera entregado el objeto al asaltante y hubiera dado gracias por salir ileso del episodio, pero en la cabeza de Leonardo desde el principio permanecía la idea de cometer una imprudencia. Pues no deja de ser un riesgo enfrentarte a un hombre armado.
El caso es que el azzurri aprovechó un momento de despiste para golpear el brazo del caco y posteriormente asestarle un puñetazo en la cara que le hizo perder el equilibrio y dejar por imposible su cometido. Gracias a la rapidez de su compañero el atracador pudo huir en la moto y librarse de la ira de Bonucci. O eso es lo que él pensaba porque el central no tardó en ponerse a los mandos de su coche y perseguir al ciclomotor por las calles de Turín. Al grito de “¿Qué haces loco? Te voy a disparar”, el asaltante trataba de intimidar al futbolista para que cesara en sus intenciones. Y finalmente lo consiguió.
La familia acudió inmediatamente al puesto de policía para denunciar el incidente, pero quedó en nada por falta de datos y pruebas que pudieran ayudar a los agentes a identificar a los ladrones o su vehículo. Aunque a ellos jamás se les va a olvidar el día que trataron de atracar a Leonardo Bonucci sin éxito.
Casualidad o no, desde entonces apareció la versión más goleadora del defensor y en las temporadas posteriores se acabaría convirtiendo en una auténtica leyenda de la Juventus y de la selección italiana. Una mala experiencia que define a la perfección lo que es Leonardo Bonucci, un tipo preparado para llevar a Italia a ser todo un campeón de Europa.