Última atualização 6 abril, 2024 por Alberto Llopis
El Real Oviedo es uno de esos históricos de la Liga española que anda perdido por las catacumbas del fútbol español, luchando por volver a acercarse al lugar que por historia y afición le corresponde. En las gradas del viejo Carlos Tartiere, estaban acostumbrados al fútbol con solera, al fútbol de la máxima categoría. Em Colgados para o futebol, estrenamos el año 2014 recordando las delanteras eléctricas del Oviedo (pincha aquí) y ahora queremos recordar a ese equipazo azulón que rememoró los éxitos durante la década de los noventa bajo las órdenes de Antic e Irureta y de la mano de jugadores como Onopko, Dubosvky o el querido Carlos.
Los carbayones regresaban a la máxima categoría en la temporada 88/89 tras vivir los peores años de su historia hasta entonces. Porém, ese año causaría baja el hombre clave que propició el ascenso, Carlos, que se había marchado al Atlético de Madrid. Todo esto, sumado a los escasos refuerzos, significó que la vuelta a Primera División no fuera un camino de rosas. Aún así, consiguieron la permanencia gracias a resultados como la victoria en el derbi asturiano o la manita que le endosó al Atlético de Madrid del añorado Carlos. El propio jugador fue testigo de la goleada sobre el césped del Carlos Tartiere pero recibió tal tremenda ovación, que sumada a su pobre temporada como colchonero, significó su regreso al club asturiano a final de temporada. A la postre se convertiría en uno de los estandartes de la segunda época dorada del Real Oviedo.
Hasta la temporada 94/95 se vivió una estabilidad en el banquillo con dos nombres propios Irureta y Antic. A la sabiduría en los banquillos se le unió la acertada política de fichajes extranjeros como Jankovic, Lacatus, Jerkan, Jokanovic o Prosinescky, y nacionales como Rivas, Sarriugarte, Cristóbal o Mora. Si a todo eso le sumamos la banda de formidables canteranos como Olí, Armando o Manel que deslumbraron por aquel entonces, nos da lugar a un gran bloque que ese año asaltó el Camp Nou (1-2) del “Time dos sonhos” con el fútbol de Irureta tras la eliminación europea en Génova.
Nesse mesmo ano, el club se transformó también en S.A.D. tras desembolsarse un capital social de 605 milhões de pesetas velhos. Pero lamentablemente la salida del técnico serbio para hacerse cargo del Atlético del doblete desestabilizó el banquillo. A pesar de grandes fichajes como Onopko, Dubovsky, Paulo Bento, Dely Valdes, y los grandísimos jugadores que continuaban saliendo de la cantera como Esteban, Jaime o Losada, la inestabilidad se apoderó del equipo y comenzó a luchar por evitar el descenso año tras año. Precisamente este también fue el último año del mítico delantero Carlos como ovetense dejando un registro de 93 gols em 240 partidos y convirtiéndose en el tercer máximo anotador de la historia del Oviedo, sólo por detrás de Herrerita y Langara.
El nuevo milenio comenzaba con estadio a estrenar pero la sintonía del equipo no cambiaba, año tras año seguía sufriendo muchísimo para mantener la categoría. Tras 68 años de historia en el viejo Carlos Tartiere, el equipo se trasladaba al nuevo estadio en el barrio de La Eria y Antic volvía a comandar la nave azulona. Todo parecía un cuento de hadas que se torció bruscamente tras el fuerte mazazo de la repentina muerte durante el periodo vacacional de Peter Dubovsky.
Rápidamente, el sueño se convirtió en pesadilla y ese año se consumó el temido descenso tras una horrible segunda vuelta para olvidar. Nunca durante toda la temporada ocuparon los puestos de descenso y en las últimas jornadas sacaron 4 puntos frente Barca y Madrid, a pesar de todo esto y tras una tremenda carambola en la jornada final se vieron en Segunda División. De nuevo y como en la época de la guerra civil habían sido trece años de gloria en lo mas alto y con el premio de haber disputado la UEFA. Después vino el descenso a Segunda B y a Tercera, mas isso, es otra historia que contaremos otro día.