Última atualização 14 Março, 2018 por Alberto Llopis
Hablar de Peter Shilton es hablar de palabras mayores. Referirse a este hombre es para quien no lo sepa, sobre todo para los más jóvenes, referirse a uno de los mejores portero de la historia no sólo de Inglaterra, sino del fútbol. Un mito, un icono, que a sus 63 años puede presumir orgulloso de ser el jugador con más partidos internacionales con los pross (125), de ser el portero con más partidos en la historia (1.390) o de haber jugado 100 o más partidos de liga con hasta cinco equipos diferentes.
Heredero de Gordon Banks en la selección, Shilton poco o nada tiene que envidiar al primero. Rápido, intuitivo, carismático, seguro y en definitiva un genio son los adjetivos o nombres que podrían definir la brillante carrera de un hombre que se dedicó durante más de 30 años a guardar las porterías de muchos de los mejores estadios ingleses de la época.
Y es que hablar de Shilton es hablar de una conexión entre el pasado lejano y el más reciente fruto de la quinta carrera futbolística más longeva de todo Reino Unido. Una conexión entre varios generaciones que lo mismo escuchaban a los Beatles que aprendían a usar computadoras siempre con él en la maldita portería. Nascido em 1949 en Leicester, com mal 16 años haría su debut en el equipo de su ciudad, en donde trasncurriría la primera parte de su dilatada carrera y la final de Banks. Porque sería en el Leicester donde Shilton jugaría 243 partidos durante ocho temporadas, sería en ese mismo equipo donde llegaría a la internacionalidad absoluta en 1970 y donde comenzaría el inicio del nacimiento de una leyenda que acabaría con Banks teniendo que emigrar, ironías de la vida cuando había sido él mismo quien había recomendado que subiera al primer equipo.
Porque si algo puede resumir a Shilton es la palabra leyenda. Sólo el hecho de que al igual que Gordon Banks no jugará en un gran equipo de la Premier pone algo de sombra a una trayectoria realmente espectacular. Claro que tampoco sería cierto del todo decir que Shilton no jugó en uno de los grandes del fútbol inglés, porque serán muchos los que recuerden que el bueno de Peter era el sorprendente portero de aquel Nottingham Forest que de la noche a la mañana pasó de estar en la Segunda División inglesa a ser campeón de Europa durante dos años consecutivos. Un Nottingham en el que tendría un brillante camino y donde de la mano de Brian Clough lograría los mayores éxitos de su vida (un Clough que se duchaba sobre su ropa a fin de bajarle los humos por considerar que se había convertido en demasiado estrella).
Aunque si algo define la carrera deportiva de Shilton es la selección inglesa. Veinte años al servicio de los “pross” dan para mucho bueno y malo. Entre lo bueno, la participación en cinco mundiales, entre ellos el de Italia 90 donde accedió a las semifinales al igual que en Alemania 74. Entre lo menos bueno, su clamoroso error ante Polonia que le costó el tercer puesto en el Mundial del 74 y ser el portero del famoso Argentina-Inglaterra del 86, el guardameta del gol de la mano de Dios y del mejor tanto de la historia de los Mundiales.
Claro, sería injusto quedarse con esos momentos malos o los últimos de su carrera en los que los errores se sucedían, quizás por la edad (se retiró a los 47 en el Leyton Orient, o la falta de reflejos y de fuerza, que le impedía entre otras cosas superar el medio del campo en el saque de puerta. Shilton fue un mito, un hombre capaz de lo mejor en el mejor momento. Un mago con guantes que supo salvar cientos de partidos en los once equipos en los que estuvo, en los que además dejó su huella de futbolista auténtico.
Miembro de la Orden de Mérito del Imperio Británico y componente del Salón de la Fama del fútbol “britânico”, si algo destacó en Shilton además de su agudeza dentro del campo fue su carácter. Una personalidad que le llevó después de retirarse a dar charlas sobre motivación a grandes grupos pero que también le ha costado un divorcio 40 años después de casarse y una retirada del carnet durante 18 meses.
Em definitivo, un hombre cercano, un líder para sus compañeros que siempre tuvieron en él una referencia. Una referencia eterna, como eterno es su recuerdo, y con grato gusto le homenajeamos desde Colgados por el Fútbol.