Última atualização 1 Maio, 2013 por Alberto Llopis
“No quiero participar en esta farsa” Estas fueron las presuntas declaraciones que el jugador del Levante Barkero pronunció en el descanso del partido que les enfrentaba al Deportivo de La Coruña y que perdieron por 0-4. El jugador vasco fue más allá y anunció a su representante que quiere dejar el club al comprobar la dejadez de jugadores como Munúa, Ballesteros, Juanlu o Juanfran. Sorprende la mención de Juanlu pues el malagueño era suplente y no jugó la primera parte de ese partido ni entra en los planes de JIM habitualmente.
El Levante, caracterizado por ser un equipo, intenso, aguerrido, fuerte se ha convertido en un conjunto en las últimas semanas sin alma, pasota y con una actitud realmente puesta en entredicho que le ha llevado a perder varios encuentros consecutivos y a decir adiós a toda aspiración europea con una imagen lamentable para unos profesionales.
Lo que está claro es que el lunes siguiente al partido contra los gallegos, parte de la plantilla se encerró en una de las salas de la Ciudad Deportiva de Buñol a petición de los capitanes. Delante de ellos, Barkero se reafirmó en sus acusaciones, y además señaló a tres jugadores más: Ballesteros, Juanfran y Juanlu. Las palabras de Barkero, basadas únicamente en sus sensaciones, se convirtieron en dolorosos puñales para la honorabilidad de los cuatro inculpados. La tensión se incrementó cuando tras fallar Barkero el penalti contra el Celta le insinuaron si era él quién se había vendido.
En las más de dos semanas que han transcurrido desde la tarde de autos, la relación entre los jugadores implicados en la refriega se ha desvanecido. No se hablan. Além do mais, el cisma entre compañeros se ha agravado, porque una parte del equipo ha respaldado la figura de Barkero, al menos desde un silencio cómplice. En otra dimensión viven gran parte de los futbolistas extranjeros, los cuales han decidido permanecer al margen del embrollo, sin inmutarse. La mezcla de estas actitudes ha desembocado en una escuadra sin confianza, en la que el compromiso por el bien colectivo ha desaparecido sin dejar ni rastro.
Afirmar rotundamente que hubo tongo es imposible y no sería justo porque hablamos de dos de los jugadores más importantes de la historia”sapo”, dos jugadores criados desde la cantera “sapo” y porque ni se sabe ni se puede demostrar. Posiblemente solo se trate de un calentón entre los jugadores pero algo huele mal en Orriols y un equipo debe de cuidar su imagen.