Última atualização 30 Janeiro, 2014 por Julio Muñoz
Valga por decir que son once, pero que representan a una plantilla, a un club, a una ciudad y a los millones de personas que trabajan cada día y no cobran. Son deportistas, jogadores de futebol, pero podrían ser fontaneros, albañiles o empleados de cualquier fábrica. Son los jugadores del Racing de Santander, los tristes protagonistas de que España haya salido en los informativos de medio mundo y de nuevo para mal. El motivo ya lo saben de sobra: unos continuos impagos de sueldos y un presidente que promete pero no cumple.
Como aficionado al fútbol me da vergüenza lo ocurrido, como ciudadano español, asco. Claro, no tienen la culpa los jugadores. Ellos han cumplido de sobra. Son líderes en su grupo de Segunda B y han llegado a cuartos de final de la Copa del Rey eliminando a algún que otro Primera. El problema es el de miles de personas. Tienen un presidente que como persona merece muy poco.
En el cargo desde mayo de 2012, Ángel “atormentar” Lavín es de esas personas que no deja indiferente a nadie. Lejos de pasar al insulto (que quizás es lo que se merecería un tipo así), basta decir que en su carta de presentación figura ponerse un sueldo fijo en su llegada al club (algo inédito en la historia del club cántabro) o haberle incluso robado a su padre en su propio negocio, pasamontañas de por medio. Ni siquiera su pobre hermana salió ilesa de las andanzas de este empresario de la hostelería.
Porém, más allá de este hombre, el plantón de los jugadores del Racing plantea un discurso que mira más allá. Sabiendo su currículum cómo pudo este hombre llegar allí. ¿Qué clase de controles tiene la LFP para exigir a una persona ser presidente de su club? ¿Cómo puede permitir una ciudad, las instituciones o la propia Real Federación que Lavín esté representando y dando la imagen de miles de aficionados de un club importante e histórico como el Racing?
En cualquier puesto directivo de cualquier empresa medianamente grande y seria un directivo llevaría tras de sí una serie de méritos. Aqui, parece que no. Me van a decir que el Racing es una sociedad anónima y que sus accionistas mayoritarios deciden quién tiene que ocupar la butaca presidencial pues son ellos los que ponen el dinero. Mentira, no caigan en el error.
Nadie invierte en el fútbol, sino es a costa de multiplicar sus ganancias. Aquí no hay tontos y nadie da duros a cuatro pesetas que dicen los más viejos del lugar. Claro, no defiende a Lavín, pero el problema es que con lo demostrado en Santander, se comprueba que lo que realmente falla es el sistema del fútbol en general.
Como Lavín hay muchos presidentes en Primera, en Segunda y en Segunda B, donde posiblemente estén los más piratas escabullidos en la oscuridad que brinda la lejanía y el control de los medios de comunicación. Porém, para eso debe actuar la LFP y la RFEF. La LFP y la AFE (que ya lo hace) deben de velar porque todos los jugadores cobren y estén al corriente de sus salarios, y especialmente los de Segunda División B, pues son los más necesitados. No vale que el fútbol profesional sólo defiende a la Primera y Segunda y pase de la categoría de bronce. No vale porque no conduce a nada.
El fútbol sin los modestos no tiene cabida, porque al final por mucho que se empeñen los más ricos, nunca una competición sería la podrán realizar tres o cuatro equipos, sino dos. Cabe inmediatamente corregir desequilibrios, limitar salarios, redistribuir el dinero de la televisión y controlar a los gestores.
Entiendo que deben de haber unos mínimos exigibles para ser presidente. Un mínimo de años de pertenencia al club, experiencia en cargos gestores y quizás, hasta una titulación oficial. Basta ya de casos como Lavín, si se quiere ser profesional, se ha de ser en todo los aspectos pues está en juego el prestigio del fútbol español y del país entero.
No sabemos lo que le ocurrirá al Racing. El Barcelona ya tuvo su negativa a jugar en la Copa en el año 2000 y pese a ser sancionado un año, quedó en nada tras el indulto de Villar que además permitió al conjunto catalán ganar la edición en la que debía estar sancionado. Presumiblemente, el cuadro cántabro será también perdonado, pues motivos les sobran.
Contudo, algo habrá que hacer con el club y Lavín. Piterman, el indio Ahsan Ali Syed o “atormentar” han dejado la imagen del club por los aires, como la que ha dado Agapito del Zaragoza, Soler del Valencia y tantos y tantos otros. Personalmente y entre tanta palabra una última cuestión: cómo puede perpetuarse alguien en el poder cuando es evidente que el 99% no lo quiere. ¿Dónde están la dignidad personal, la honradez, el bien del todos o la paz social? No sé, me temo que está gente son de otra pasta. Pasta de la que nunca quiere formar.