Última actualización 4 septiembre, 2013 por Julio Muñoz
Si existe algún santuario del fútbol, ese no es otro que el antiguo Wembley, la catedral por antonomasia del fútbol mundial. Ubicado en el barrio del mismo nombre de Londres, este recinto es santo y seña del balompié y en él han jugado los mejores futbolistas de la historia. Si algo ha pasado en el fútbol, ha pasado en Wembley se suele decir. Y es que en total han sido hasta siete las finales de Copa de Europa que han tenido lugar en el antiguo o nuevo Wembley (dos ya en este último) además de un sinfín de acontecimientos.
La historia del recinto se remonta a 1923, cuando con motivo de la Exposición Universal se decidió crear un estadio de grandes dimensiones, multifuncional y con capacidad para 100.000 personas. Un gigante que costó en la época cerca de 750.000 libras. Sin embargo, no sería hasta el 28 de abril de ese mismo año cuando se estrenaría oficialmente con la final de la FA Cup entre el Bolton y el West Ham (conocida como la final del caballo blanco).
A partir de ahí, Wembley se iba a consolidar como el estadio de las finales de la Copa de la Liga, la FA Cup y como sede de los partidos de la selección nacional inglesa. Además, iba a acoger grandes macroconciertos y albergar eventos de relevancia mundial tanto de competiciones deportivas como de espectáculos.
En ese sentido, el primer gran evento del que iba a ser testigo Wembley fueron los Juegos Olímpicos de Londres de 1948, donde el estadio fue sede de la final de fútbol en la que Suecia se alzaría con la medalla de oro al derrotar en la final a Yugoslavia por 3-1. Sin embargo, más que por el fútbol, iba a ser por el atletismo por lo que iba a ser recordado estos juegos, pues en el mismo Wembley, un checo de nombre Emil y de apellido Zatopek iba a asombrar el mundo al ganar la medalla de oro de 10.000 metros y la de plata en 5000 metros. Era la «locomotora humana».
Tres años después, en 1951, Wembley acogía por primera vez un partido de selecciones que no fuera un Inglaterra-Escocia. Era Argentina la que visitaba a los ingleses y lo hacía perdiendo 2-1.
En 1953, una nueva final de la FA Cup hacía girar la vista de los aficionados al fútbol a Wembley. El Blackpool de Sir Stanley Matthews era capaz de remontar un 0-3 en contra ante el Bolton con un hat trick de Matthews que pasará a la historia por ser el único conseguido en una final de FA Cup.
Ese mismo año, el 25 de noviembre, el posiblemente mejor equipo de todos los tiempos, la Hungría de Puskas, conseguía poner fin a la racha inglesa en Wembley y derrotaba a los británicos por un contundente 3-6 en una exhibición de fútbol total que pasará a los libros de historia futbolística.
La excelente capacidad del estadio le valió para ser escenario de hasta cinco finales de Copa de Europa. La primera de ellas, tuvo lugar en 1963 cuando el Milán de Altafini se imponía al Benfica de Eusebio por 2-1. Un año después, era la Recopa la que era recibida en Wembley con triunfo del West Ham ante el Munich 1860.
Pero sin duda, sería 1966 el año de Wembley al acoger por primera vez en su historia un mundial. No solo la gran final donde Inglaterra vencería a Alemania con el polémico gol fantasma de Hurst en la prórroga, sino también con la semifinal entre ingleses y portugueses donde Charlton ganaría la partida a Eusebio y los cuartos de final entre Argentina e Inglaterra que fue el origen de la creación de las tarjetas amarillas después de un polémico encuentro.
Nuevas finales de Copa de Europa llamarían la atención de Wembley durante finales de los sesenta y la década de los 70. En 1968 el Manchester de Best golearía al Benfica; en el 71, era el Ajax de Johan Cruyff el que conquistaba la orejona al derrotar al Panathinaikos, y en el 78 el Liverpool de Dalglish. En 1992 volvería a ser testigo de una nueva final de Copa de Europa. Esta vez era el Barcelona, el que conquistaba el título por primera vez en su historia con el mítico gol de Koeman ante la Sampdoria.
1996 sería testigo nuevamente de un gran acontecimiento: la Eurocopa, donde Alemania iba a conquistar el título al derrotar a la República Checa con un experimento llamado «gol de oro» que hacía que el primer equipo que consiguiera anotar en la prórroga ganara. Eso ocurría solo un año después que René Higuitá dejara para el recuerdo su famoso escorpión en un amistoso.
En los últimos años del milenio, el Arsenal utilizaría el estadio para recibir a los equipos extranjeros durante sus encuentros de Champions League. Una excepción al fútbol de clubes que hacía Wembley como ya había hecho en los años 30 al albergar partidos del Leyton Orient FC.
En el año 2000, con un amistoso entre Argentina e Inglaterra Wembley cerraba sus puertas, para abrir siete años más tarde las del nuevo Wembley, un estratosférico estadio con capacidad para 90.000 espectadores equipado con las más altas tecnologías y que servirá para cubrir la final de los Juegos Olímpicos, amen de la final de la Copa de Europa de 2013, en la que repetirá como ya hiciera en 2011.