Última actualización 14 abril, 2013 por Alberto Llopis
Colgados por el Fútbol no podía dejar pasar uno de los recintos con más solera de todo el fútbol internacional. Hablamos del Westfalentadion de Dortmund, la casa del Borussia, y el sexto estadio más grande de toda Europa, primero de Alemania. Sin duda, uno de los templos del balompié alemán, que entre otras cosas puede presumir de haber sido sede de dos Mundiales.
Y es que la historia del Westfalenstadion esta muy pegada a los campeonatos del mundo, al punto que la creación del estadio fue motivada en parte para dar cobijo a la gran masa de seguidores del Borussia (el primer conjunto alemán en ganar un título europeo), en parte para ser sede del Mundial de 1974, donde sustituiría a la ciudad de Colonia como una de las anfitrionas del evento.
Con casi 54.000 personas en sus gradas, el Westfalenstadion acogería cuatro partidos del citado Mundial de 1974, tres de ellos de Holanda, la revelación del campeonato, que en uno de esos encuentros incluso batiría a la entonces campeona mundial Brasil por un 2-0, con goles de Neeskens y Cruyff.
Sin duda, la naranja mecánica pasearía parte del talento por este maravilloso campo que en 2006 iba a ser otra vez sede de otro Mundial. Esta vez, el que coronaría a Italia como campeona 24 años después. Remodelado hasta acoger a 80.000 gargantas, pero manteniendo las torres amarillas símbolo de la ciudad, lo cierto es que el Westfalentadion iba a ser testigo de hasta seis duelos del campeonato, incluyendo la semifinal entre Alemania e Italia que iba a acabar con 0-2 tras una extraordinaria exhibición transalpina en la prórroga.
Nombrado hasta 2021 Signal Iduna Park por razones comerciales, tampoco conviene desmerecer la gran cantidad de partidos y de cosas que han
sucedido a nivel de clubes. Para empezar, el estadio puede vanagloriarse de agotar todas sus localidades en cada partido del Borussia Dortmund, merced en parte a la Südtribüne, la tribuna de pie más grande de Europa, que con 25.000 personas dando ánimos y alentando por todo lo alto a su equipo, convierten el recinto en un verdadero hervidero. Hay quienes incluso han llegado a afirmar que cuando el fondo amarillo de la Südtribüne ruge, el estadio tiembla, una afirmación, que sin duda, pone de manifiesto el calor del público del Borussia.
Aunque, quizás, por lo que muchos recuerden el estadio sea por la gloriosa final de la Copa de la UEFA de 2001, aquella en la que el Liverpool ganó su penúltimo título europeo después de ganar al Alavés en un memorable encuentro que acabó 5-4 en la prórroga y que es considerado por los expertos como una de las mejores finales de todos los tiempos.
Y es que pese a sus 39 años de existencia, el Westfalenstadion ha vivido una vida muy intensa. La que es propia de uno de los mejores estadios del planeta, y según The Times, el mejor.