Última actualización 24 febrero, 2013 por Julio Muñoz
Al igual que ante el Rayo Vallecano la semana pasada, el Real Madrid se apoyó en Kaká en Riazor y se impuso (1-2) en su visita al colista, el Deportivo, al que se le hizo largo el partido después de haberse adelantado en el marcador con un golazo de Riki, su hombre en mejor forma.
Así, Riazor vio cómo se le escapaba el sueño de un triunfo balsámico, que habría sacado del último puesto al equipo, cuando Mourinho dio entrada a Cristiano Ronaldo.
No marcó el portugués en un campo que se le resiste, pero contagió a sus compañeros y se asoció con Kaká, que contribuyó a la remontada blanca con el gol del empate y un pase a Cristiano, en el minuto 88, que a su vez asistió a Higuaín para que el argentino completara la faena y dejara más tocado al Deportivo.
Mourinho, que vio cómo expulsaban a Di María en el descuento por doble amarilla, pensó en las próximas dos semanas que comenzarán el martes para el Real Madrid, con las visitas al Barcelona en la Copa del Rey y al Manchester United en la Liga de Campeones, y rotó en el encuentro de Riazor, en el que dio descanso a Cristiano Ronaldo y atacó al Deportivo con Di María, Kaká, Callejón e Higuaín.
El Deportivo, que esperaba cambios en el Madrid, aunque probablemente no tantos, se propuso esperarle para no darle espacios y plantearle batalla con la inteligencia de Valerón y la velocidad y pegada de Riki.
En el momento más efectivo de su carrera, el delantero que se formó en la cantera blanca comprometió por primera vez a Diego López, el único gallego entre los 22 titulares, con un disparo desde el lateral del área que el portero desvió con problemas, incapaz de atajarlo. Riki no marcó entonces, pero se percató de cómo podía hacerle daño.
El Deportivo recibió al Madrid con una presión ligera en el centro del campo, más intensa en la línea de tres cuartos de ataque, que los de Mourinho intentaron superar con pases desde la divisoria, a la espalda de los centrales.
En uno de esos intentos, Aranzubia voló para despejar el balón y se llevó por el medio a Sílvio, que quedó mareado y tuvo que ser sustituido, minutos después, por un centrocampista, Álex Bergantiños, porque el Deportivo no tenía más defensas en el banquillo.
El Real Madrid, plano, se acercó sin claridad al área blanquiazul, solo con peligro a balón parado, como en un lanzamiento de falta de Di María que obligó a Aranzubia a estirarse al máximo.
El balón era del Madrid, pero las ocasiones, del colista, que rozó el gol con un disparo con rosca de Pizzi pasada a la media hora y lo celebró a diez minutos para el descanso con un zurdazo de Riki, otra vez escorado, que mandó el balón entre Diego López y el palo corto.
Di María y Kaká intentaron levantar al Real Madrid, pero los blancos se descuidaron atrás y pudieron llevarse el segundo antes de que acabara la primera parte. Marcelo lo evitó con la cabeza, bajo palos, a disparo de Pizzi, que había sentado a Pepe, y Diego López recuperó la confianza tras un remate de Bruno Gama.
El Madrid, que se había cansado de tocar el balón sin hacer daño, también perdonó con su único recurso efectivo, los pases por encima de la línea de flotación del Deportivo, pero ahí estaba Aranzubia para salvar a su equipo, el más goleado de la Liga BBVA, en un mano a mano con Callejón.
El ex del Espanyol, que acabó el partido en la defensa, tampoco estuvo fino en el arranque de la segunda parte tras un centro de Higuaín, la primera prueba de que el Real Madrid iba a exhibir mayor actitud ante un Deportivo que resistió como pudo y perdió en el intento al brasileño Kaká por una lesión muscular.
El equipo coruñés tuvo que recomponerse con otro centrocampista fuera de su posición (Jesús Vázquez) y Mourinho, cansado de esperar, sacó a la vez a Cristiano Ronaldo, Khedira y Özil para buscar el empate.
Dos goles anulados por fuera de juego de Higuaín y Ronaldo alertaron al Deportivo, al que se le empezó a hacer largo el partido. Se olía el empate porque los coruñeses tenían la reserva puesta en el centro del campo.
Y el primer tanto del Madrid llegó a falta de 17 minutos en una jugada en la que el rival le dejó pensar y ejecutar, especialmente al brasileño Kaká, que la inició y la concluyó con una rosca formidable, imposible para Aranzubia.
El portero blanquiazul no llegó a ese balón, pero sí frustró cinco minutos después el gol de Cristiano, que había dejado atrás a Álex Bergantiños y a Marchena, y más tarde despejó con la mirada un cabezazo del jugador portugués, siempre con hambre.
La resistencia del Deportivo acabó a dos minutos para el final, cuando emergió otra vez Kaká en el centro del campo, aprovechó el desmarque de Cristiano Ronaldo y el portugués, ante la salida de Aranzubia, regaló el gol a Higuaín para dejar al Deportivo aun más agonizante.