Última actualización 14 marzo, 2018 por Julio Muñoz
Colgados por el Fútbol saca su nave del tiempo para trasladarse en el espacio y tiempo a la Suecia de los años 40 y 50 y recordar al gran Gunnar Nordahl, el que es posiblemente el mejor jugador sueco de la historia. En un país que ha dado grandes mitos del balompié como Henrik Larsson, Thomas Ravelli, Sven Rydell o Tomas Brolin, decir que es el mejor futbolista del país escandinavo puede resultar arriesgado pero si uno analiza su trayectoria se da cuenta que supera a la del mismísimo Zlatan Ibrahimovic.
Y es que Gunnar Nordahl fue un goleador, un depredador del área que marcó toda una era en Suecia y en el AC Milan, el conjunto lombardo al que llegó en 1948 y con el que estuvo ocho años anotando un día sí otro también. Porque Nordalh era eso, un talento capaz de anotar gol desde cualquier posición. Sólo así se entienda que sea el tercer máximo goleador de la historia de la Serie A (el mejor extranjero), el máximo anotador del Milan (210 goles en 257 encuentros) y una figura esencial en la Suecia que logró el oro olímpico de 1948 en Londres.
Nacido un 19 de octubre de 1921 en Hörnefors, el equipo de esa misma localidad fue su primer contacto con el fútbol al que le siguió el paso por el Degerfors y el IFK Norrköping, club con el que saltó a la fama y en el que llegó a firmar siete goles en un mismo partido. Ingenioso, astuto, este sueco de potente tren inferior era capaz de tirar con cualquier pierna debido a su enorme fuerza que poseía y que el mismísimo Schiaffino definió con una sentencia aún recordada con cierto aire nostálgico: “¡Nordahl..! Dios mío, ¡Qué fuerza bestial tenía! Yo le tiraba la pelota y él arremetía directo al arco. Los rivales rebotaban como si fueran de goma».
Claro que si algo marcó su vida deportiva fue el verano de 1948 ese en el que ganó el oro olímpico en Londres siendo máximo goleador del campeonato y fichando poco después por el Milan, club por el que se hacía profesional obligándose a abandonar la selección sueca, que por aquel entonces no admitía profesionales en sus filas.
En el club lombardo se vería su verdadero nivel. El de un delantero con una enorme voracidad y un gran vigor que hacía que sus rivales apenas pudieran detenerle. Fue así como dejó su sello marcando una era en casi todos los partidos que jugó. Y es que si algo tuvo Nordahl fue que pocas veces falló. Acumuló un promedio de 0.77 goles por partido que le llevaron a ser considerado uno de los más grandes delanteros que jamás ha existido.
Olvidado por muchos, en Colgados por el Fútbol le brindamos este pequeño homenaje al hombre que cerró con el AS Roma en 1958 una de las carreras deportivas más brillantes que se recuerdan por Escandinavia.