Última actualización 23 octubre, 2013 por Julio Muñoz
El del 2014 será un Tour de Francia diferente. No habrá prólogo, tampoco contrarreloj por equipos y los kilómetros serán menos que nunca (53, los que separan Bergerac de Perigueux y que tanto recuerdan a aquellas célebres exhibición del famoso Tirano de Bergerac convertido en Miguel Induraín. Será un Tour extraño, especial, pero bonito, emocionante e intenso. Porque a simple vista, el recorrido es el mejor de los últimos 25 años. Hay de todo. Tres bloques de montaña (se incluyen los Vosgos), dura además, adoquines y finales en alta. Un recorrido de traca para 21 días de emoción que saldrán desde Leeds y que pasarán por el Valle de Arán durante una etapa.
Un trazado y pensado para igualar la competición, para dar más ventaja a los escaladores tipo Contador, tipo Quintana y perjudicar a Wiggins, Froome, y para ser una mina de oro para los siempre impredecibles Purito Rodríguez, Alejandro Valverde o Vicenzo Nibali. Incluso, para resucitar de una vez por todas a Andy Schleck. No hay semana de transición, hay etapas trampa y oportunidades para casi todo el mundo. Se acabaron los calvarios de puertos de montaña inútiles alejados de meta, de etapas llanas insoportables o de cronos largas desestabilizadores que bloquean la competición.
Y si no basta comprobar los perfiles de las etapas más destacadas. Ya en la segunda es un sube y baja que si bien no tiene más que un puerto puntuable será bastante rompepiernas. Claro que lo mejor de la primera semana será la llegada a Arenberg en la quinta etapa, con nueve tramos de pavés de más 30 kilómetros. Entre ellos, el del Carrefour de l’ Arbre, en lo que es un homenaje a la París-Roubaix.
Pavés y adoquines en la primera semana que también posee media montaña y de la dura. La llegada a Gérardmer La Mausalaine incluye tres puertos cortos pero duros. Un lugar ideal para corredores explosivos, tipo Valverde, Purito o incluso para ataques emboscada de algún «Kreuziger» de turno.
Claro que la traca de los Vosgos será la llegada a la Planche des Belles Filles, el final en alto explosivo donde Froome presentó sus credenciales ganando la etapa en 2011. Un día duro con seis puertos, entrelazados que bien podría permitir movimientos desde lejos, incluso para algunos de los outsiders a la victoria final, que podrían apoyarse en el equipo.
Quizás, lo único negativo del trazado sean las etapas de los Alpes. Hay dos, duras, pero no excesivamente. La organización ha querido mantener la emoción y decidir que sean los Pirineos los que decidan la carrera. Así, pues habrá llegada a Chamrousse (largo pero tendido) en una etapa que lo único que tiene antes es el Col de Palaquit. Poco bagaje que para un bloque que un día después llegará a Risoul pasando los clásicos Izoard y Lautaret previamente.
Dos puertos eternos sin grandes rampas que harán desgastar a los equipos de los líderes y que señalará quiénes son los ciclistas más fuertes de cara a la ascensión a Risoul, lugar que se le da especialmente bien a Nairo Quintana, a tenor de la exhibición dada en el Tour del Porvenir del año 2010 en el que consiguió el triunfo.
Sin macizo central (no podía caber todo), la guinda del pastel serán los Pirineos que este año van de menos a más para acabar con la traca final de Hautacam. Empiezan con Balès, el puerto donde Alberto Contador aprovechó la salida de cadena de Andy Schleck para dar un golpe mortal al Tour 2010. Duro, sin duda, la bajada a Bagnères de Luchon será emocionante, especialmente si Contador, Quintana o Nibali muestras sus habilidades para abajo ante Froome.
La dificultad va en aumento con la llegada a Pla d´Adet, un puerto duro y exigente que sobrepasa los 10 kilómetros a más del 8% de media. Más teniendo en cuenta que el día incluye una carta con tres clásicos antes que han marcado época en el Tour. Portillon, Peyresourde y Val Louron son lo suficientemente duros como para atacar de lejos e intentar bloquear al Sky de Froome y Wiggins.
Por si la cosa no estuviera clara, la 18ª etapa incluye el mítico Tourmalet acompañado de Hautacam, historia pura del Tour, donde Induraín demostró sus flaquezas en 1996, o el sitio donde Armstrong demostró en el año 2000 que ni Pantani ni Ullrich iban a estar a su nivel en los siguientes años.
El Tour acabará con una crono llana de 54 kilómetros en la penúltima etapa. El misterio será saber cuánto necesitarán los Contador, Quintana o Nibali respecto a Froome. Quintana tal vez necesitaría 3 minutos para llegar tranquilo, Nibali 2, Contador según el día podría valerle entre uno y dos. Poco o mucho tiempo, si se tiene en cuenta el matiz de que las contrarreloj a final de vuelta no consiguen hacer las diferencias que las situadas en las primeras jornadas.
¿Cómo le van a los seis favoritos?
– Chris Froome: bien, aunque con poca crono a su favor y además el penúltimo día. Dependerá de como rinda en montaña.
– Nairo Quintana: posiblemente su gran oportunidad y el gran favorito. Tiene un recorrido a su gusto.
– Albero Contador: si encontramos al Contador de los mejores tiempos, tiene lugares para emboscadas, para atacar bajando, subiendo, en definitiva, un gran recorrido para él.
– Alejandro Valverde: ideal para ganar varias etapas y hacer podio de una vez por todas.
– Vicenzo Nibali: mucha montaña para que pueda atacar de lejos.
– Purito Rodríguez: en sus cálculos entraba el Giro…pero con este recorrido no ir …parece una locura.