Última actualización 15 marzo, 2020 por Alberto Llopis
Luis Monti, nació en Buenos Aires en 1901. Destacó a principios del siglo XX en las filas de San Lorenzo Almagro y a su vez es el jugador con uno de los hechos más curiosos en la historia de los Mundiales. Por eso, en Colgados por el fútbol queremos viajar en el tiempo para contarte la sorprendente historia de este futbolista.
Luis Monti, una historia de fútbol, dictadores y hasta de espías
Como ya hemos dicho, Luis Monti, fue uno de los mejores jugadores del fútbol argentino en la segunda y tercera década de principios del siglo XX. Gracias a ello, fue citado para participar con la selección argentina en los Juegos Olímpicos de 1928 donde se alzaron con la medalla de plata. Dos años más tarde, repitió convocatoria pero esta vez para el primer Mundial de la historia que se disputó en Uruguay en 1930.
Allí, entró en la historia del fútbol argentino al ser el primer jugador que marcó un gol para Argentina en la historia de los mundiales. Argentina, disputó la primera final de la historia de los mundiales contra Uruguay en un partido que trascendió los límites del terreno de juego y provocó que miles de argentinos cruzaran el Río de la Plata. En esa final comenzó la tragedia para él.
Una historia digna de película
Horas antes de disputar la final que curiosamente era la repetición que se había disputado dos años ante en los Juegos Olímpicos, Monti, recibió una carta en el hotel de Montevideo donde se alojaba con la selección argentina. En ella un mensaje terrible, Argentina, no podía ganar esa final de ninguna manera sino, él o sus familiares morirían.
¿Quién era el remitente de tal escabrosa carta?, nada más y nada menos que como si de una película de espías se tratara que del por aquel entonces dictador y jefe de Italia, Il Duce Benito Mussolini que había enviado a dos emisarios a Montevideo con una misión clara, conseguir que Luis Monti jugara con Italia en la siguiente Copa del Mundo.
Lo cierto es que según cuentan las crónicas de la época y los historiadores, intentó no jugar para evitar males mayores para él o su familia pero no consiguió que eso ocurriera y participó en el encuentro aunque estuvo muy lejos del jugador que era y que todo el mundo conocía. Ante la presencia de los dos camisas negras que Mussolini había enviado, Argentina perdió en una segunda parte en la que muchos decidieron borrarse para evitar males mayores.
Los dos agentes de Il Duce, no tuvieron que liquidar a nadie. Como escribió Marco Scaglia, uno de los dos agentes, años más tarde en unas memorias, las ordenes tenían como objetivo evitar que Luis Monti se convirtiera en un ídolo nacional que hubiera evitado su paso a Italia.
Viaje a Italia y cambio de nacionalidad
La prensa argentina se cebó con él al igual que los aficionados siendo repudiado. Los emisarios italianos habían conseguido lo que buscaban y Monti, emigró a Italia con unas condiciones económicas brutales para la época. Jugó en la Juve y en la Lazio y finalmente acudió a la cita italiana con la casaca de los anfitriones justo cuatro años después de haberlo hecho con la de Argentina. Cabe decir que en ese tiempo las normas actuales no estaban vigentes en un fútbol mucho menos profesionalizado que el actual por lo que se podía cambiar de selección y país sin ningún problema.
Pero los dramas y los sustos no se habían acabado para Monti. Mussolini, tenía que ganar ese Mundial de Italia 1934 a toda costa para usarlo con fines políticos, era la excusa perfecta para dar propaganda a su regimen fascista. Italia, llegó a la final con decisiones arbitrales y partidos cuanto menos sospechosos. El mensaje de Il Duce para la final fue claro: «vencer o morir». Como en 1930, la jugada le salió bien y no tuvo que morir nadie. Italia ganó el Mundial y Luis Monti, el único hombre que jugó dos Mundiales con dos países diferentes dejó para la historia una frase tan directa como cierta: » En Uruguay 1930 me querían matar si ganaba y cuatro años después en Italia si perdía».