Última actualización 5 abril, 2024 por Alberto Llopis
Ocurrió en la eliminatoria de selecciones Sub-21 por una plaza en la Eurocopa de la categoría de 2015. Se enfrentaban las selecciones de Francia y Suecia y la eliminatoria que tuvo tres cosas, sorpresa, decepción y una situación tan curiosa como con sabor a lección para su protagonista principal. Una historia de esas que quedan marcadas y que deben de servir de lección.
Fue en el Suecia-Francia pero vamos por partes. En el partido de ida, Francia ganó por dos goles a cero y llegaba al partido de Suecia con todas las posibilidades de ser el que obtuviera el pase para la Eurocopa. En la vuelta, los suecos consiguieron poner el marcador en tres a cero dando una vuelta radical a la eliminatoria. Lo gordo vino a partir del minuto 87. El francés Layvin Kurzawa y el sueco Guidetti se las tenían tiesas, muy tiesas.
Cuando quedaban tres minutos para finalizar el partido, Kurzawa marcaba el gol de Francia, un gol que le daba la clasificación a los galos que llevaban dos de la ida. La primera reacción de Kurzawa fue a buscar a Guidetti a quien le dedicó su celebración lo que provocó más tensión. Era el minuto 87 de partido y los franceses parecían haber conseguido una machada. Lo que no sabía el joven Kurzawa es que quizás el Karma existe y que su vacilada le iba a explotar en la cara.
Justo un minuto después, como si de una película se tratara, Suecia marcó e iba a dejar a los franceses fuera de la Eurocopa. Como es lógico, Kurzawa no sabía donde meter la cabeza ante una situación que lo había dejado con la boca abierta. Desde que acabó el partido hasta después en las redes sociales, el frances tuvo que aguantar como no solo Guidetti sino todo el equipo sueco, le devolvía por tres su vacilada. Sin duda una lección para un joven futbolista que quizás la próxima vez, si ha aprendido de esto, será más humilde y respetuoso con sus rivales.
Por si fuera poco, Suecia se iba a proclamar meses después campeona de esa Eurocopa Sub-21 de 2015. Y como es lógico, imaginarán de quién se acordaron, de su amigo Kurzawa que seguramente aprendió varias cosas, entre ellas un poco de humildad y que los partidos de fútbol se acaban cuando pita el árbitro.