Última actualización 15 septiembre, 2023 por Alberto Llopis
La historia de Luciano Re Ceconni es una historia de esas que impactan a pesar del paso de los años. Integrante de aquella Lazio de las Pistolas que ganó el Scudetto de 1974, de ese equipo en el que habían dos bandas con costumbres más de la Camorra que de un equipo de fútbol pero que hizo historia funcionando como uno sobre el campo.
Luciano Re Ceconni, «El Ángel Rubio»
Dentro de ese equipo plagado de excelentes futbolistas a la par que maleantes, también había alguno normal. Este era el caso de Luciano Re Ceconni, un buen jugador que no gustaba de ir armado como sus compañeros y que destacaba por su excelente sentido del humor y por estar ubicado en mitad de los dos bandos que gobernaban este equipo.
Este futbolista italiano nacido en 1948, destacaba en el Calcio de los 70 por su despliegue físico y su capacidad para correr durante todo el partido. Era físicamente tan completo que le llamaban » Cuatro pulmones». Además, lucía una rubia cabellera que le hacía parecer más alemán que italiano lo que le hizo ganarse el sobrenombre de «El Ángel Rubio«.
Con la camiseta de la Lazio, en Roma, iba a disfrutar de sus mejores temporadas como futbolista y también en la ciudad eterna iba a encontrar su final. Destacó tanto, que llegó a ser internacional y jugó el Mundial de 1974 con Italia.
Una broma de muerte precipitó su trágico final
Según dicen, Luciano Re Ceconni no se encontraba en ninguno de los dos bandos que habían abiertos en el vestuario pero dado su fenomenal sentido del humor, caía en gracia a ambos. No portaba armas como la mayoría de integrantes de ese equipo y era un tipo normal, algo raro dentro de ese vestuario.
Una vez desmantelado aquel equipo de las pistolas, Re Ceconni iba a continuar en el club hasta 1977 y no lo dejó porque se fuera a jugar a otro sitio, sino porque dejó este mundo directamente. Lo peor es que lo hizo de una manera tan absurda como incoherente.
El 18 de enero de 1977, Lucciano Re Ceconni se encontraba junto a su compañero de equipo Ghedin y un amigo de ambos cuando decidieron hacerle una visita a un amigo común, el joyero Bruno Tabocchini.
Según la versión oficial, Tabocchini había sufrido una serie de atracos que lo tenían en guardia tanto como para llevar encima una pistola. Al entrar en el establecimiento, Re Ceconni, hizo la broma menos adecuada: «Arriba las manos, esto es un atraco» mientras se tapaba la cara.
El joyero, como si de un pistolero del oeste se tratara, desenfundó su arma y disparó directamente a Luciano Re Ceconni a la media vuelta, sin fijarse quien era el supuesto asaltante. El disparo acertó de lleno al futbolista que mientras se desvanecía repitió varias veces: «Solo era una broma, solo una broma».
Poco después murió como consecuencia del disparo. El juez declaró inocente al joyero al considerar que era legítima defensa aunque no hubiera asalto y Re Ceconni acabó su periplo en este mundo esa noche de enero de 1977, donde su sentido del humor le costó la vida. Fue sin duda una broma de muerte y uno de esos futbolistas que tuvieron un trágico final.