Última actualización 26 marzo, 2024 por Alberto Llopis
Para muchos, Gordon Banks fue uno de los mejores porteros de la historia. Mucho se habla de aquella semifinal del Mundial 70 entre Alemania e Italia conocida como «el partido del siglo«, o del maravilloso «gol del siglo» de Diego Armando Maradona ante Inglaterra, también en México pero 16 años después. Sin embargo, lo que muchos no conocen es que también hubo una «parada del siglo», la que realizó nuestro protagonista de esta historia.
Gordon Banks, uno de los mejores
Nacido en Sheffield en 1937, Banks encarna la época más brillante del fútbol británico. Aquella que en 1966 les llevó a la cima del mundo. Si bien su carrera empezó mucho antes, y como en otros tantos casos, de casualidad. Nada hacía presagiar cuando salió de la escuela que algún día se haría profesional. Suyas fueron las palabras antes de ponerse a trabajar de albañil de que «tenía más habilidad para recoger rápidamente la pelota de la red que de parar».
Incluso, ya en plena adolescencia, fue descubierto por un cazatalentos del Chesterfield, que se lo llevó a la Tercera división a cambio de 2 libras por partido. Allí, con el servicio militar de por medio, fue cuando se destapó sus virtudes, cuando demostró la sobriedad, agilidad e inteligencia bajo los palos. Una firmeza que le valieron ser traspasado en 1959 al Leicester City por 7.000 libras, una cantidad alta para la época.
En el Leicester viviría sus mejores años. En un equipo que no sobresalía-esa fue la gran pega de Banks a lo largo de su carrera-, fueron muchos los partidos que Banks salvó a su equipo. Tantos que lo llevó a jugar dos finales de la FA Cup en Wembley, ambas perdidas, especialmente trágica la segunda, por la ilusión puesta en ganar al United.
Campeón del mundo en 1966
No obstante, su dos buenas temporadas en el Leicester, le llevaron a entrar en una renovada selección inglesa. La entrada del nuevo seleccionador Alf Ramsey sirvió para preparar un equipo nuevo que tuviera por objetivo el Mundial 66, que se jugaba en casa. Y ahí, Banks fue el gran pilar en la portería. Hizo su debut, como merecía la ocasión, en Wembley, y ante Escocia en abril de 1973. Un preludio de los 73 partidos con los que acabaría vistiendo la camiseta de los «three lions», con la que llegó a mantener hasta en 35 veces el arco a cero.
Con el equipo nacional, se vería la verdadera dimensión de Banks. En el Mundial del 66, su actuación fue sencillamente colosal en la conquista del cetro mundial. Hasta las semifinales contra la Portugal de Eusebio no recibiría un sólo tanto, de penalti y como no por medio de la Pantera de Mozambique que rompería una imbatibilidad de 443 minutos. «A ese nivel, cada gol es como un cuchillo en las costillas», fue su primera reacción tras encajar el tanto, en el partido que él mismo definió como el más importante de todos los jugados con la casaca nacional, incluso de la final, la que ganaría en la prórroga a Alemania por 4-2.
Le dio paso a otro mito como Peter Shilton
En 1967, otro mito de la portería inglesa le sustituiría en el Leicester, Peter Shilton. La pujanza de un nuevo talento le llevó a ser vendido por 50.000 libras al Stoke City, con el que lograría el único título de su carrera a nivel de clubes: la Copa de la Liga de 1972, demasiado poco botín para un hombre que de haber estado en un equipo grande hubiera sido considerado uno de los tres mejores porteros de la historia del fútbol.
Consagrado en el Stoke y todo un icono en el equipo inglés, sin embargo, su momento de gloría, le vendría con 33 años, en el Mundial de México. La Brasil del 70, era el rival en el segundo partido del campeonato. Pelé, Tostao, Riverinho o Jairzinho formaban un equipo sin igual lleno de fantasía y talento que arrasaba por donde iba. Ante Inglaterra no fue menos, sólo que hubo una pega: enfrente estaba el mejor guardameta del momento y eso siempre es un problema.
Oportunidades no faltaron, ni siquiera aquel centro de Jairzinho que fue rematado de forma magistral por Pelé hacia la red hasta que apareció una mano salvadora que evitó el tanto. El gol que no fue, la jugada que más titulares dio, incluso del 10 brasileño que siempre manifestó: “Yo marqué un gol, pero Gordon Banks lo paró”. Y sí era gol, hasta el propio Banks lo vio dentro: “No imaginé que pudiera parar aquel balón ni siquiera cuando le di con el pulgar. Creía que había entrado hasta que oí los aplausos de Bobby Moore”.
Gordon Banks y la parada del siglo
Tan magnifica fue, que la prensa mexicana bautizó la jugada con la gracia de «Banks, tan seguro como los bancos ingleses». Una intervención por la que siempre se le recordará, incluso más que por su brillante carrera, esa que un accidente de tráfico acabó en 1972 al perder un ojo, tras venir de una visita con el fisioterapeuta de su equipo.
Nombrado por la Federación Internacional de Historia y Estadísticas de Fútbol (IFFHS) como segundo mejor portero de la historia, tras la gran Araña Negra, y poseedor de la Medalla al Orden del Mérito Británico, cuando Banks estaba debajo de los palos, el rival tenía un problema, un gran problema.