Última actualización 13 diciembre, 2012 por Julio Muñoz
Derrota 2-1 y gracias. Un gol de Cristiano resucitó a un moribundo en una eliminatoria que pintaba como KO en Balaídos tras un 2-0 palmario. El Real Madrid motró su cara sin autoridad fuera de casa, penó en Balaídos más de una hora larga contra un Celta que no se cansó de ganar los balones divididos y poner en aprietos a un equipo partido y sin juego.
El visitante no despertó de veras hasta verse atrás merecidamente con los tantos de Bermejo y el golazo de Bustos, ajustados a lo que se vio bajo el diluvio en un campo cada vez más pesado. La cambios de Mou surtieron algo de efecto y Varane acabó jugando por lesión de palomero, como centrodelantero. Al ejemplar Celta le parecera poco tras tener la eliminitaria de su parte, no es lo mismo un 2-0 que un 2-1.
El Madrid se partió en dos en una primera mitad para el olvido y acabó apelando a la heroica tras dos bofetones del Celta en la segunda. Ni Modric ni Xabi ni Essien lo cosieron con Di María de ruina, alérgico al agua. Pero al grupo de Mourinho no sólo le faltó juego, sino intensidad, como si la lluvia le agotase aún más que la propuesta del Celta. Los balones divididos que ganó en un campo que cada vez más pesado se cuentan con los dedos de una mano. Al poco tiempo Benzema se lesionó solo en una mala pisada. Callejón no mejoró el decorado porque Di María siguió con su recital de balones al contrario, mientras Cristiano tampoco tenía su día. Apenas un par de balas de fogueo desde lejos. Cantidad industrial de balones al contrario, Modric sin mando, con la sensación de que el campo era demasiado grande. Sergio Alvarez no intervino en 45 minutos, ni una sola parada.
El local no necesitó mucho juego ni lo mejor de su hombre franquicia -Iago Aspas- para meterle en problemas con algunos balones a la espalda por las bandas. Y sobre todo a balón parado, incendios en cada córner. La apuesta era ganar el 90% de los balones divididos y lanzarse arriba con velocidad. Cada córner fue medio suplicio, con Pepe pidiendo más atención a los suyos. La lástima para el trabajo local es que el coreano Park no enganchó bien las dos que tuvo en juego real. Y también se le fue demasiado un remate de cabeza, más solo que la una, en el corazón del área.
Özil entra y Varane acaba de delantero
Mourinho dejaba a Di María en el banquillo para intentar algo de más precisión con Özil. El turcoalemán regateó en un córner -lo mejor en 55 minutos- con pase interior para Arbeloa, que enganchó horrible un balón. Fea burla. En la siguiente, Cristiano perdía un balón y se jugó la amarilla. Claro contrataque celeste que destiló la clase de Krohn Dehly. El internacional danés obró un estupendo recorte para quitarse del medio a Varane en el vértice izquierdo del árera, donde colocó un centro templado que dejó pasar hábilmente Augusto Fernández, en fuera de juego. Bermejo, en aparición sorpresa desde el segundo palo, engatilló con la venia de Arbeloa, que le dejó la puerta abierta y se dejó ‘matar’ por la espalda. Lo merecía el Celta.
Mou intentó más soluciones con la entrada de Kaká por otro insustancial, Essien. Y Sergio Alvarez tuvo más trabajo en un par de llegada que en los 70 minutos anteriores. Le sacó un disparo de Modric al recoger un rechace suelto en el área en un centro de Xabi Alonso y estuvo soberbio en un latigazo recetado por Cristiano, muy ajustado a su palo derecho.
Mourinho tiró de invenciones de urgenci hasta colocar a Varane de centrodelantero, se supone porque estaba tocado. Cuando Pepe se metió en un lio al sacar mal de banda hacia Alonso, que resbaló y el balón lo ganó Bustos, quien apenas recién salido, barrenó un soberbio disparo con toda el alma que limpió las telarañas de la escuadra de Adán. De aquí hasta el final, Sergio Alvarez, muy seguro ante el asedio, se lucía en disparos en corto y en largo de Cristiano. Hasta que a la tercera, el portugués resucitó a los suyos del KO al engatillar dentro del área y de primeras un gran pase de Alonso que cogió la espalda completamente a la defensa.