Última actualización 25 septiembre, 2021 por Alberto Llopis
Hristo Stoichkov fue una leyenda del Dream Team de Johan Cruyff a principios de los 90. Irascible, explosivo, luchador, talentoso, polémico.. todos estos adjetivos podrían definir a este búlgaro histórico. Un fuera de serie que no podía faltar en nuestra colección de grandes futbolistas. Una de las leyendas del FC Barcelona y mucho más.
Hristo Stoichkov, el mejor futbolista de la historia de Bulgaria
Nacido un 8 de febrero de 1966 está considerado el mejor jugador búlgaro de la historia, en parte de gracias a su tremenda velocidad, a su gran calidad técnica, y una capacidad goleadora realmente sobresaliente. Polémico a más no poder, su controvertido carácter le marcó a lo largo de la carrera, haciéndole sufrir no pocos percances, pero al mismo tiempo le sirvió para ser uno de los jugadores más queridos de la afición, especialmente blaugrana.
Sus primeros pasos fueron en el Maritsa Plovdiv, un equipo modesto de la segunda división de Bulgaria que lo contrató en 1981 con tan sólo 15 años. Una temporada más tarde en 1982, Hristo pasaría a formar parte del Zhevros Jarmanli, club donde donde daría el gran salto futbolístico que le permitiría fichar por el CSKA de Sofia en 1984.
En el principal club de la capital, Hristo Stoickvov viviría sus primeros años dorados. Su producción goleadora iba en aumento, como también su voracidad deportiva. Ello le permitiría ganar tres ligas y cuatro copas de su país, gracias como no, a contar con compañeros de la talla de Lubo Penev o Emil Kostadinov.
Llegada a Can Barça
Su última campaña en el club capitalino sería sin duda la más destacada, pues Hristo consiguió anotar 38 goles en 30 partidos y protagonizar uno de los partidos más sonados de su carrera. El Sredets (era el CSKA pero por motivos políticos cambió a ese nombre durante unos años) visitó el Camp Nou en las semifinales de la Recopa y aunque el Barcelona ganó 4-2, el genio búlgaro protagonizó tal partido que Johan Cruyff, el entonces técnico del club culé, decidió ficharlo para la siguiente temporada, ante la maravillosa exhibición contemplada.
Fue así como el indomable búlgaro aterrizaba en julio de 1990 a Can Barça, previo pago, eso sí, de 400 millones de pesetas. Extremo pegado a la banda, segundo punta, interior cualquier posición parecía servirle en el ataque a Stoichkov. Sus inicios en el Barcelona, sin embargo, no fueron positivos, pues un 5 de diciembre de 1990, durante el transcurso de una Supercopa de España contra el Real Madrid, Hristo Stoichkov pisó al colegiado Urízar Azpitarte tras no estar de acuerdo con una decisión arbitral.
Una acción que le acarrearía seis meses de sanción y que dejaría bien a las claras de que estábamos ante un hombre, cuanto menos, singular. Sin embargo, ello no fue óbice para que durante las próximas cuatro temporadas, demostrará su talento y ayudará a construir un equipo de ensueño y ganador junto a Ronald Koeman, Michael Laudrup, Zubizarreta, Sergi, Ferrer, o posteriormente, Romario, que conseguiría ganar cuatro ligas consecutivas y una Copa de Europa, la primera del Barcelona en 1992 en Wembley.
El Mundial de USA 94, la consagración de Hristo Stoichkov entre los más grandes
Espectaculares actuaciones con el club catalán, que también serían refrendadas con la selección, donde Bulgaria llegaría a las semifinales del Mundial USA 94 dejando en el camino a Alemania o Suecia. Su gran maestría en los golpes francos y su buen trato del balón quedarían marcados en el campeonato estadounidense, donde sólo la Italia de Baggio les apartaría del sueño de la final. Gesta, que le valió para ganar el balón de Oro en 1994 que compartiría con Roberto Baggio, en parte porque fue el máximo goleador de aquel Mundial.
Sería el punto cumbre de una carrera que poco a poco empezaría a comenzar la cuesta abajo. Polémicas con Cruyff le llevarían a salir del Parma en 1995 para regresar un año después a Can Barça y disfrutar dos temporadas más de la mano de Robson primero y Van Gaal después.
Sin embargo, lesiones y poca participación en la etapa del técnico holandés, le llevaron a recalar de nuevo en el CSKA de Sofia. Sería el inicio de una serie de destinos que le harían pasar por el fútbol árabe, nipón o estadounidense, donde se retiraría en 2003. En total, 574 partidos a las espaldas con 278 goles. Marcas de un hombre, que en su día fue todo un número 1.