Última actualización 27 febrero, 2018 por Alberto Llopis
Cuánto se ha hablado sobre Benzema y parece que nunca es poco. Generalmente, en el Madrid se cuestiona todo y principalmente cuando no se gana, como en casi todas partes. Con el francés sucede lo mismo, aunque se gane. La posición de delantero centro en el conjunto blanco ha sido ocupada en muchos momentos por delanteros míticos y contrastados en las últimas décadas. Nombres como Ronaldo, Van Nistelrooy, Hugo Sánchez o Raúl entre otros.
Algunos, goleadores reconocidos y otros no tanto. Benzema era, en sus orígenes en Lyon, un futbolista codiciado por los grandes clubes europeos, principalmente Barcelona y Real Madrid. Un jugador con buen trato de balón y con unos números aceptables de cara a gol para un futbolista de su juventud. Lo cierto es que esos años ya han pasado y ahora, a sus 30 años y echando la vista atrás, no parece que Benzema haya sido capaz de dar ese salto de calidad que se esperaba de él.
Por ello, el francés ha sido y es cuestionado por la grada del Bernabéu en diferentes fases, sobre todo cuando los resultados no acompañan. A día de hoy las voces que le sitúan fuera del equipo blanco a final de temporada son cada vez más numerosas, aunque en fechas anteriores sucediese lo mismo y el jugador galo haya sobrevivido, sobre todo por el aval que le otorga de forma continuada su presidente Florentino Pérez.
¿Pero realmente Benzema tiene alma de delantero centro?. Si nos paramos mínimamente a analizar el juego del jugador blanco, las evidencias nos muestran unas características que no concuerdan con esa definición. No es el depredador del área que tiene entre ceja y ceja la portería rival. Se siente más cómodo en las inmediaciones del área que dentro de ella. Cae a banda con mucha facilidad, se perfila en el vértice, abusa en muchos casos de la búsqueda del último pase y se manifiesta incómodo en el remate en la zona de influencia del 9.
Incluso, si nos paramos a analizar fríamente los números goleadores de Karim, son números bastante buenos para un jugador que se mueve en zona de ataque pero que no es el delantero centro del equipo. ¿Ha sido entonces el futbolista francés devorado por el sistema, por un 4-3-3 como punta de lanza del ataque? Probablemente tampoco, porque en el 4-4-2 tampoco ha lucido especialmente. Benzema ha funcionado a ráfagas, se ha convertido en un jugador completamente intermitente que brilla no en función del dibujo táctico ni de los futbolistas que le rodean, sino de su acierto individual y de su confianza. No deja de ser un jugador apático y frío, que transmite muy pocas sensaciones a la grada.
Y no cabe duda que la figura rutilante de Cristiano Ronaldo ensombrece y empequeñece aún más si cabe al futbolista galo. Los números estratosféricos del portugués en muchas temporadas minimizan la aportación de Benzema, aunque en muchos casos sea el socio principal del de Madeira. El Real Madrid demanda un nueve goleador y personalmente creo que el club lo buscará en el próximo mercado de fichajes veraniego y si tuviese que apostar por un nombre, sería el de Harry Kane. Pero realmente, ese delantero centro, sea el que sea, seguirá teniendo la dificultad de convivir con Cristiano Ronaldo.
El luso es el goleador del equipo blanco y por condiciones y edad se demuestra que su posición ya empieza a delimitarse cada vez más el área o zonas muy próximas a ella. Todo lo que sea alejarse del área y buscar zonas más creativas va en detrimento suyo y de su rendimiento. Es la única forma de mantener o acercase a sus números. Ese posicionamiento del portugués choca frontalmente con la llegada de un nueve goleador, no en un dibujo táctico inicial, sino en el transcurso lógico del juego. Ese jugador deberá convivir, de nuevo, con unas cifras goleadoras inferiores a las esperadas lo cual volverá a generar dudas en sus primeras temporadas.
Con independencia de la llegada de un “killer”, tampoco esta garantiza la salida de Benzema. Parece más que improbable que a estas alturas de su carrera futbolística, un nuevo entrenador (en ningún caso Zidane) se plantease la posibilidad de que el jugador galo pudiese acompañar a un 9 puro, llámese como se llame este, por detrás de él. Eso obligaría a un cambio de dibujo demasiado drástico para lo que se estila en Chamartín con un 4-2-3-1 o 4-1-4-1, donde Benzema sería un enganche con llegada y donde su juego combinativo luciría mucho más, sin la exigencia de ser el finalizador eternamente cuestionado por su falta de puntería.
Si Florentino Pérez no lo remedia, Benzema deberá hacer las maletas este 30 de junio. Creo que caben dos lecturas de su trayectoria en el Real Madrid. Desde la perspectiva del galo, ha sido un futbolista al que no se le ha sacado todo el provecho por parte de los diferentes entrenadores que han pasado por el banquillo blanco. Y desde el punto de vista del club, el Real Madrid no se puede permitir el lujo de que un futbolista que actúa de 9, lo sea o no, mantenga unas cifras realizadoras muy por debajo de los delanteros referencia de los grandes clubes europeos.