Última actualización 24 diciembre, 2014 por Alberto Llopis
Charlie Austin y Carlos Bacca, inglés y colombiano con varias cosas en común, son futbolistas, delanteros, goleadores y…hace apenas cinco años lo que menos se esperaban era ser delanteros de élite. Hace bien poco, ambos estaban muy muy lejos de ser futbolistas de primer nivel. Charlie era albañil y Carlos trabajaba como revisor en un autobús de línea y vendía pescado. Ambos son la mejor muestra de que con calidad por supuesto, pero con lucha, tesón y constancia, los sueños se pueden llegar a cumplir.
Austin, empezó la temporada 2014/15 como un tiro marcando 11 goles en 15 partidos como delantero del QPR. Sin embargo, en 2008, era un joven de apenas 19-20 años que se ganaba la vida con el ladrillo, una profesión que compaginaba con su pasión, jugar al fútbol en el Pole Town un equipo de esos del romántico fútbol inglés de codos, campos de césped con barro con aroma retro, de fútbol de otros tiempos.
Pese a estar muy cerca de dejar el fútbol debido a lo díficil de compaginas ambas actividades, el británico siguió adelante y en un año pasó de la novena a la tercera división del fútbol inglés tras fichar por el Swindon. A partir de ahí su carrera fue meteórica. En 2011 lo fichó el Burnley donde también marcó cantidad de goles y en 2013 pasó al ambicioso proyecto de un QPR que quería volver por la vía rápida a la Premier.
Charlie Austin no decepcionó y fue uno de los goleadores del equipo con 17 tantos. Su debut en la máxima categoría del fútbol inglés fue igual de fulgurante. Cuando le preguntaron recientemente si tenía alguna esperanza o ambición de ser futbolista de máximo nivel hace unos años, cuando compaginaba su profesión de albañil con la de futbolista amateur, simplemente contestó : » ¡No tenía ninguna!, jugaba en el Poole Town, ¿Quién iba a verme allí?“.
También dejó una interesante reflexión: «Recuerdo que con 17 años, estaba trabajando en un sitio. A las dos de la tarde estábamos empapados y me sentía como si mi espalda fuera de cristal. No me podía doblar y el barro me cubría todo el cuerpo. Si alguna vez me canso del fútbol, me acordaré de ese día”.
Por su parte, Carlos Bacca, trabajaba con 22 años como pescador y cobrador de un autobús en Barranquilla, Colombia. De familia humilde, tenía que arrimar el hombro para que los suyos y él mismo pudieran comer. Mientras tanto, compaginaba su pluriempleo con el fútbol, su pasión y para lo que realmente él había nacido aunque posiblemente aún no lo sabía. Así, en 2009 tuvo la oportunidad de debutar en un partido profesional con el Junior de Barranquilla club en el que jugaba en sus categorías inferiores.
Como el mismo contó a una entrevista al diario «El Páis», el camino no fue nada fácil. «Es cierto, a nivel profesional debuté con 22 años en 2009. Me dio la oportunidad el profe Comesaña en Juniors. El día que debuté faltaban 20 minutos para el final y el partido estaba igualado a cero. Comesaña me sacó y la grada me abucheó porque no entendía el cambio. Nadie conocía a Bacca y las dos primeras que toqué las metí dentro. Ese día cambió mi vida. Me asenté en el profesionalismo y dejé de trabajar en el autobús de línea entre Barranquilla y Puerto Colombia. La vida no es fácil para una familia humilde y había que colaborar”.
Después vendría su fichaje por el Brujas belga y su éxito en Sevilla donde no tardó mucho en convertirse en uno de los mejores delanteros de la Liga española y de Colombia donde se convirtió también en Mundialista en 2014. Algo que seguramente hace apenas unos días como aquel que dice, parecía lejos. Charlie Austin y Carlos Bacca, sin duda dos ejemplos de que los sueños si crees en ellos se pueden cumplir. Si crees en algo amigo lector, nunca dejes que nadie te diga que no puede ser.