Última actualización 14 febrero, 2014 por Alberto Llopis
Lucarelli y Di Canio han sido buenos futbolistas, los dos representan dos ideologías extremas y sus equipos del alma han vivido históricamente una rivalidad política y deportiva que traspasa los límites deportivos. Livorno ciudad comunista y la Lazio, donde una gran mayoría de sus aficionados profesan la ideología fascista.
Livorno es una pequeña ciudad obrera, con un puerto industrial y cuna del Partido Comunista Italiano. Allí nació Cristiano Lucarelli, un niño que soñaba con ser futbolista. Su padre era cargador portuario, afiliado al sindicato y militante del partido. El niño Cristiano estuvo rodeado desde nacer por banderas rojas del PCI y del Livorno, el equipo de la ciudad. A los 22 años llegó a la primera división, jugando con el Perugia. Pasó luego por Cosenza, Padua y Atalanta.
Su fructífera carrera como delantero hizo que fuese fichado por el Valencia de España. Retornó a Italia donde jugó en el Lecce y el Torino. Al finalizar la temporada 02-03, el equipo de su ciudad natal, el Livorno ascendió a la segunda categoría. Este hecho cambiaría el rumbo del joven Lucarelli, ya que quería volver a su casa natal, donde nunca había jugado. El Livorno no podía pagarle más que un modesto salario, pero Luca aceptó, rechazando ofertas millonarias. Este hecho es relatado en el libro “Quédense con sus millones”.
En la temporada 03/04 Lucarelli fue el goleador del campeonato, logrando un milagro: ganar la liga y ascender a la Serie A. No sólo ganó en la Serie B, también fue el máximo goleador y fue el capitán del equipo. Ya en la máxima categoría, con sus goles, que festeja con el puño izquierdo en alto, garantizaron que el equipo izquierdista no descendiera, algo que nadie esperaba, además, se clasificó para la copa UEFA. Sus celebraciones, también generaron polémica, por ejemplo cuando dedicó un gol a la hija del Che Guevara, Aleida Guevara, en pleno San Siro y con Silvio Berlusconi en el palco.
Al levantarse su camiseta llevaba una con el rostro del revolucionario argentino. Recibió el cariño y simpatía de toda la ciudad, pues Lucarelli siempre se ha declarado izquierda, de la clase trabajadora, y ha llegado a apoyar, recurriendo incluso a su bolsillo, obras benéficas y huelgas de obreros. La temporada pasada, el “Bou de Livorno” como le conocían en Valencia, se retiró del fútbol en Nápoles, ganando la Copa de Italia.
Paolo Di Canio, ha sido cesado recientemente como entrenador del Sunderland. El ex de la Lazio nunca escondió su ideología fascista. Como futbolista fue un jugador brillante, formado en el Lazio llegó a militar en Juventus, Nápoles o Milán, tuvo una exitosa carrera en la Premier League y volvió a Roma para colgar las botas. Allí realizó varias de las acciones que le elevaron a la categoría de mito para los ultras del Lazio. Su admiración por Mussolini llegando a tatuarse DUX en su honor y su compromiso con la extrema derecha. Su saludo con el brazo estirado hacia sus aficionados dio la vuelta al mundo.
A pesar de todo, Di Canio, trató de restar importancia a sus celebraciones, además aseguraba no haber votado desde hacía 14 años ya que todos los políticos se dedican a robar. Pese a su convencimiento fascista, no era partidario de la discriminación por razas. Pese a su destacada trayectoria, nunca jugó con la Squadra AzzurrI. Dos mitos del fútbol, dos formas de ver la vida, así son Lucarelli y Di Canio. Polémicos, goleadores y desde luego no han dejado indiferente a nadie, especialmente en Livorno y Roma, donde son ídolos y historia viva de sus respectivos clubes.