Última actualización 20 enero, 2013 por Julio Muñoz
Algún día tenía que llegar, y fue en la semana menos indicada. Tras la conmoción provocada por la Bomba Valdés, el Barça perdió su primer partido en esta Liga tras 19 jornadas sin conocer la derrota. Su verdugo fue la Real Sociedad, que venció a los azulgrana con un tanto de Agirretxe en el último minuto (3-2).
Hubo dos versiones del Barça. Una que, girando alrededor de Xavi, logró dos goles en la primera media hora, y otra, más larga, que también tuvo sus ocasiones, pero que concedió más espacios a la Real. Esta doble vía de juego no era una apuesta nueva, ya se había visto esta temporada, aunque pareció ciertamente arriesgada, sobre todo teniendo en cuenta que el conjunto azulgrana iba con ventaja en el marcador.
Renunciaron los futbolistas de Tito Vilanova a someter a su rival en base a la posesión, convencidos de poder matar el encuentro en acciones rápidas. No contaron con que la Real podía volver a meterse en el partido y beneficiarse de la expulsión de Piqué y de un autogol de Mascherano.
Con solo 10 futbolistas sobre el campo, la segunda parte fue un suplicio. Nunca dieron abasto los visitantes para frenar el ímpetu del conjunto vasco. Y cuando el Barça ya daba por bueno el empate, Agirretxe aprovechó para culminar la sorpresa y alargar la semana más agitada de la reciente historia azulgrana.
Nadie lo hubiera dicho cuando Messi empezó a tener ocasiones de gol nada más empezar el partido. Erró la primera el argentino, pero no perdonó en la segunda. Con Iniesta como asistente perpetuo, Leo recibió en la frontal, se perfiló y clavó la pelota ajustada al palo, fuera del alcance de Bravo, el hombre que había iniciado la acción con un mal despeje.
El césped no estaba perfecto, irregular, reblandecido por la lluvia. Pero los azulgrana se adaptaron bien, tocaron con criterio, siempre juntos, apoyados en Xavi. Con pausa, con calma, con paciencia, el Barça abrió las costuras de la Real. Lo hizo con un tiro al palo de Pedro y repitió con una jugada de tiralíneas, pim-pam-pum.
El balón era de Xavi, Iniesta y Messi estiraron a la defensa de la Real hacia la izquierda, Pedro se ubicó como delantero centro y Alves apareció completamente solo en la banda. Movimiento perfecto de las fichas. El brasileño sorprendió, controló bien y centró raso. Pase de la muerte para que Pedro empujara la pelota a gol.
El duelo se había puesto francamente bien para el equipo de Vilanova antes de llegar al minuto 30. Y más bien que parecía ponerse cuando Xavi lanzó un pase a la espalda de los centrales rivales. Messi y Bravo iniciaron la carrera cuando el balón estaba en el aire. Eran dos trenes de mercancías confiando en llegar el primero a la estación. Ganó el argentino.
Messi impactó con la pelota antes de que el portero de la Real le arrollara y el esférico se elevó directo hacia la portería. Volando voy, volando vengo. Contra la madera. El palo volvía a interponerse en el camino de los azulgrana. Sin tiempo para respirar, el conjunto donostiarra lanzó el contragolpe. No había acertado el Barça, pero si lo haría el Chori Castro.
El centro desde la derecha lo cazó el uruguayo, disfrutando de todo el espacio que le había concedido Dani Alves. Control con la izquierda y tiro cruzado, muy difícil de alcanzar para Valdés. Del 0-3 al 1-2 justo antes del descanso.
Se mascaba en el ambiente un cierto Déjà vú, la repetición del choque vivido en Anoeta la pasada temporada, cuando el Barça se adelantó con dos goles y acabó cediendo un empate (2-2). Sensación que aumentó viendo el inicio del segundo tiempo, con una Real Sociedad muy intensa, confiando en sus posibilidades y con los azulgrana perdiendo el norte.
La expulsión de Piqué por doble amarilla acabó de trastocar a un Barça con los nervios a flor de piel, consciente de que la victoria era necesaria para calmar el revuelto entorno. La primera cartulina la recibió el central por evitar el saque rápido de una falta. La segunda, por cortar una internada.
Mascherano ingresó en el campo para cubrir el agujero en la defensa y tuvo una rápida incidencia en el partido. Un disparo del Chori Castro con la derecha lo desvió el central argentino, despistando por completo a Víctor Valdés. Con el marcador igualado, la Real cedió la iniciativa al Barça, le invitó a lanzarse al ataque y dejar grandes espacios a sus espaldas.
El técnico del cuadro donostiarra, Phillippe Montanier, dio entrada a Agirretxe, su espigado delantero centro, con dos objetivos claros: ser capaz de descargar balones para sus compañeros e intentar rematar algún centro al área. Y cumplió a la perfección. Con el tiempo ya cumplido, Carlos Martínez se zafó de Busquets y Alba en la banda y mandó un balón al área. Mascherano perdió la marca y Agirretxe envió la pelota a gol.