Última actualización 15 agosto, 2018 por Alberto Llopis
El F.C. Barcelona se impuso el pasado domingo en Tánger por 1-2 en la Final de la Supercopa de España. El conjunto de Ernesto Valverde doblegó por la mínima al Sevilla, un rival más rodado, que acabó apretando en el último tramo de encuentro, y que pudo llevar el partido al tiempo extra con un penalti sobre la bocina que marró Ben Yedder.
El técnico de Viandar de la Vera puso en liza una alineación con casi todas sus estrellas, a excepción de Umtiti, flamante campeón del mundo con Francia en el Mundial de Rusia 2018 y de Arturo Vidal, último fichaje veraniego del conjunto catalán.
Coutinho tampoco fue de la partida. El atacante brasileño se ha incorporado de los últimos a la disciplina blaugrana y no fue de la partida. La principal novedad sobre el jugador es que ya tiene pasaporte comunitario, por lo que no ocupara ficha de extracomunitario.
El que si jugó y dio la victoria a su equipo con un golazo fue Dembelé. El extremo francés soltó un latigazo con su pierna derecha que se alojó en la escuadra visitante, allá por el minuto 80 de partido, y desequilibró la balanza en favor del equipo blaugranda.
Si Ousmane Dembelé alcanza el nivel que se espera de la joya francesa, se podría calificar al Barcelona como principal favorito para los bonos de apuestas de todos los mercados de fútbol esta temporada.
Por su parte el Sevilla dispuso un once con un sistema de juego definido que ya utilizó Pablo Machín en Girona y que parece, va a seguir proponiendo en la ciudad hispalense durante este curso. Así pues, alineó a 3 centrales poderosos, con dos carriles largos en banda, de los que se apropiaron Escudero y Jesús Navas, un doble pivote con Banega como jefe de operaciones, y tres jugadores de ataque puro, donde Sarabia volvió a ser el mejor.
Sorprendió no ver a Ben Yedder siendo la referencia del equipo en la delantera, pero no parece que el técnico confíe en el francés, que además, con la llegada de André Silva desde Milán, apunta a ser el tercer delantero del equipo.
Para más inri, el penalti fallado en las postrimerias del encuentro no le ayuda a subir la moral propia y la del grupo, que se marchó de vuelta a Sevilla con la sensación de haber podido ganar el primer título de la temporada.
No hay tiempo para lamentarse, puesto que el Sevilla tiene que jugar la vuelta de la fase previa de la UEFA Europa League ante el Zalguiris, y este partido si que es de verdad importante para los intereses futuros del equipo sevillista.