Última actualización 23 diciembre, 2012 por Alberto Llopis
El campeón sudamericano volvió a sorprender al campeón europeo en una final del Mundial de Clubes. Gracias al buen planteamiento táctico y la apuesta por el colectivo en un partido abierto, lleno de intensidad e imprecisiones, que siempre caminó por el sendero que más convenía a los intereses del equipo brasileño. Con un fútbol de ida y vuelta, fuerte ritmo y ocasiones en las porterías de Cassio y Cech. De Cahill, Moses, Hazard, un desafortunado Torres y Mata por los blues y de Emerson, Jorge Henrique, Paulinho y Guerrero por el conjunto de Tite.
El Chelsea siempre anduvo incómodo por la final, por su juego excesivamente vertical y sus problemas evidentes en la salida del balón. Por mérito de su rival, que anuló a los mejores futbolistas del Chelsea y por la propia apuesta de Benítez en jugar con Lampard y Ramires, que apenas encontraron a Mata o Hazard, quienes marcan la diferencia en la zona de definición. Por el contrario, el Corinthians demostró tener las ideas muy claras y la táctica muy trabajada. Y suplió su déficit de quilates con constante presión y agresividad.
Tras el descanso, y mientras Benítez no parecía encontrar la solución a los problemas de su equipo en el banquillo, el Corinthians se apoderó de la pelota y el control del partido. Los mejores hombres del Chelsea seguían desaparecidos, a pesar de algún tenue destello de Mata y la buena ocasión de gol de Hazard, desbaratada por Cassio a los ocho minutos de la reanudación
El ariete peruano, muy activo durante toda la final, acabó dando el zarpazo definitivo al partido, tras finalizar de cabeza un rechace tras una buena acción colectiva del Corinthians dirigida por Paulinho, el gran talento del conjunto brasileño, y prolongada por Danilo. Un gol que dejó noqueado al Chelsea, que de golpe pareció retomar conciencia de su mal estado anímico y deportivo esta temporada, en la que ya ha sido eliminado de la Champions League y marcha a trece puntos del Manchester United en la Premier League.
Ni la tardía apuesta por tener más balón y juego interior, con la entrada de Oscar en lugar de Moses, ni el cambio de cromos de Azpilicueta por Ivanovic, le funcionaron a Benítez. En gran medida por la falta de tranquilidad y autoconfianza de sus hombres tras encajar el primer revés. El Chelsea malogró los últimos minutos entre las prisas y la frustación, motivo por el que Cahill acabó expulsado en el minuto 89 por roja directa y Torres malogró el empate en un remate más difícil de fallar que de enviar a la red. Más problemas para un Rafa Benítez al que le llueven las críticas desde su aterrizaje en Stamford Bridge.