Última actualización 7 agosto, 2013 por Julio Muñoz
Para los que no conozcan en exceso el fútbol español, la Segunda B representa la tercera categoría del fútbol ibérico. Una división ideal para que muchas promesas se fogueen antes de llegar a la élite del fútbol y una división ideal para que cientos de jugadores se ganen un sueldo o sobresueldo en equipos modestos todavía ni siquiera profesionales. Una división también ideal para que muchas provincias y pueblos pequeños se den a conocer al resto del país y quien sabe del mundo, ahí estuvo el ejemplo del Numancia de Soria.
Sin embargo, esa Segunda División B que debería ser la categoría más respetada y cuidada por la Federación Española y la Liga de Fútbol Profesional está siendo ninguneada hasta generar una situación más que esperpéntica. A menos de 20 días del comienzo de los cuatro grupos geográficos que componen la división ni siquiera se conoce la composición de éstos y los grupos. Mucho menos, el calendario, con los problemas de planificación de que ello conlleva en organizaciones más que humildes y en la mayoría de casos sin grandes recursos.
Casi lo más sangrante es que ni hasta los equipos se conocen. Unos por problemas administrativos, otros por económicos y algunos por implicados en casos de amaños, la cuestión es que saber qué conjuntos estarán en liza en la competición que debe iniciarse en dos semanas y media es una quimera.
Por supuesto, no voy a ser yo quien diga de no penarse y castigarse a los equipos que no cumplen. Por supuesto, pero es peligroso hacer de la Segunda División B una compraventa de plazas donde no se atiende a los méritos deportivos sino económicos. Porque es entonces cuando nos damos cuenta que esto ya no es fútbol y competición sino otra cosa…y mientras los dos grandes fichando a Neymar y Bale…bien vamos.