Última actualización 8 julio, 2013 por Alberto Llopis
En 1990, Camerún sorprendía al mundo llegando a los cuartos de final del Mundial de Italia 90. Los Milla y compañía asombraban al mundo con su extraordinaria capacidad física al punto de derrotar a Colombia en octavos de final y hacer sufrir más de la cuenta a Inglaterra en cuartos. Cuatro años después, la Nigeria de Okocha, Yekini o Ipkeba se plantaba en octavos de final después de ganar a Grecia y forzar una prórroga contra Italia, en la que sólo un incomenmensurable Roberto Baggio evitaba males mayores. Esa misma Nigeria, cuatro años después ganaba a España en el Mundial de Francia en lo que era una de las grandes sorpresas del torneo y la confirmación de que África iba en serio.
Su cada vez más alta calidad con la pelota en los pies, su poderoso físico y la salida de las principales figuras al extranjero propiciaban que medio mundo pujara por los talentos del continente negro. Ghana certificaba todo ello con unos cuartos de final del Mundial de Sudáfrica en la que sólo los penaltis evitaban tener un semifinalista africano por primera vez en la historia.
Por si fuera poco, en categorías inferiores, Ghana ganaba un Mundial sub 20 en 2009, y Nigeria llegaba a dos finales más de ese mismo campeonato. La amenaza era tal que los Juegos Olímpicos caían rendidos al poder africano con el triunfo de «las Águilas Verdes» en 1996 y Camerún en el año 2000, en aquella final de infarto jugando con 9 contra España.
Lo que parecía un acceso imparable a la cima al igual que ocurrió en otros deportes como el atletismo, sin embargo, se ha detenido provocando que todavía en 2013 ninguna selección africana haya sido capaz de llegar a unas semifinales de un Mundial y lo que es peor: que cada vez más más inferioridad respecto a Europa y Sudamérica.
¿Los motivos? Pues varios, pero principalmente los que exponemos a continuación:
– desastre táctico: han avanzado en táctica pero aún siguen estando lejos en cuanto a estructura y organización defensiva de las principales potencias mundiales. Los desajustes entre líneas son patentes y así es muy difícil competir contra los mejores.
– la mejora física de Europa y Sudamérica: es cierto que si bien los africanos han mejorado en el aspecto táctico y técnico, los europeos y sudamericanos han subido sus prestaciones físicas de manera notable provocando una menor diferencia respecto a los cuadros africanos. Y si no el aspecto físico no es mejor…mal camino.
– las nacionalizaciones: muchos jugadores africanos deciden jugar con las selecciones europeas en parte porque viven allí la mayor parte del tiempo, en parte por interés deportivo y en parte incluso por interés económico. Con lo cual, las grandes perjudicadas son las selecciones africanas.
– los escasos medios: siguen habiendo escasos medios tanto en estructura como en instalaciones. No hay dinero y lo poco que hay está mal repartido. Los equipos locales están dejados de la mano de dios en muchos casos y las ligas que existen se juegan en campos poco aptos para jugar al fútbol.
– los egos: en la mayoría de selecciones existen muchos egos y envidias por destacar en el mismo equipo. Ello provoca y genera malos ambientes perjudicando al cuadro.
Es cierto, que existen excepciones y que en un torneo aislado conjuntos como Costa de Marfil o Ghana pueden ganar a cualquiera, pero no se equivoquen es difícil. Cada vez más.
Los mayores logros del fútbol africano:
– Oro olímpico con Nigeria en 1996 y con Camerún en el 2000.
– Cuartos de final en Mundiales con Camerún en 1990 y Ghana en 2010.
– Ghana, campeón del mundo sub 20 en 2005.
– Ghana, dos veces campeón del mundo sub 17, Camerún, tres ocasiones campeón del mundo sub 17.