Última actualización 16 noviembre, 2012 por Julio Muñoz
Un «tigre» llamado Falcao ventiló la Supercopa de Europa en poco menos de 45 minutos. Una sola parte que justificó su inversión el pasado verano y que sirvió para demostrar que, hoy por hoy, es el mejor delantero centro del mundo a años luz de Messi o Ronaldo, a los que habría que ver jugando en el Atlético. La víctima no fue otra, que el todopoderoso Chelsea, actual campeón de Europa, que claudicó por un contundente 4-1 ante unos colchoneros inmaculados.
De nada sirvió la carta de presentación de los londinenses, esos que decían ser la mejor defensa del continente. Ni siquiera la adquisición de jóvenes talentos como Oscar y Hazard ( que tienen pinta de ser lo más parecido a un timo). La realidad es la que es, y el Chelsea es un equipo mediocre. Generan un fútbol que es lo más parecido a una etapa ciclista llana de 300 kilómetros. Y lo que es peor, ahora parece que ya no les acompaña la suerte, esa que les sirvió el año pasado para eliminar al Nápoles «in extremis», al Barcelona con la más pura de las casualidades, y al Bayern de milagro.
Así pues, y teniendo al otro lado a la mejor pareja atacante de Europa, hay poco que hacer. Falcao y Adrián volvieron loco a un equipo al que solo esas cosas que tiene la vida, le privó de llevarse un saco con más de 10 goles a Londres. Especialmente brillante estuvo el colombiano, que anotó tres goles, todos ellos en la primera parte, y estrelló, además, dos balones a los palos. Destacables, son los dos primeros, los que sirvieron para encarrilar la final. En ellos, demostró lo que es: talento, oportunismo, y gol. Lo que se conoce como un «killer»,
Adrián, por su parte, demostró su ingenio y su tremendo futuro. Con ellos arriba y el turco Turan abasteciendo balones, este atleti promete. Porque además, está entrenado por un técnico, Simeone, de mucho carácter que ha conseguido que juegue con la misma pasión y hambre que él tenía en sus años de jugador.
Por cierto, Torres acudió al partido, eso si, se desconoce si jugó.