Última actualización 12 mayo, 2013 por Julio Muñoz
El Wigan de Roberto Martínez ha ganado la FA Cup, la competición de fútbol más antigua y prestigiosa a nivel de clubes al batir en Wembley al Manchester City gracias a un gol de Watson en el minuto 90 de partido.
Estrenar unas vitrinas bien puede llevar 81 años. El Wigan sumó el primer gran título de su historia con la FA Cup de este sábado. El equipo de Roberto Martínez se impuso al Manchester City (1-0) en una final que lo tuvo todo. Un escenario acorde en Wembley, una batalla igualada y un héroe improbable en Ben Watson. El centrocampista, que había entrado sólo unos minutos antes, anotó de cabeza en el descuento el gol que sentenció el duelo.
«Siempre creímos. Siempre creímos», fue todo lo que pudo decir Paul Scharner una vez conquistado el título. El austriaco era el único superviviente de aquel Wigan que hace siete años perdió la final de la –entonces– Carling Cup ante el Manchester United. En aquella ocasión lanzó su medalla al público en un gesto de frustración, pero por fin tendrá un trofeo al que agarrarse. Los ‘latics’ pueden presumir además de haber sido justos vencedores.
El Wigan saltó al césped de Wembley sin miedo. Sin reparos. Ingenuidad o quizá reaños. Olvidó por un momento su situación crítica en la Premier League para lanzarse a una pelea a cara o cruz en la que tenía toda una eternidad por ganar. Por su parte, el Manchester City se mostró falto de ritmo, cuando no de carácter.
El mal momento de Yaya Touré contagió al resto del equipo. Ni Silva, ni Agüero, ni Tévez, ni Nasri… La lista de jugadores que rindieron muy por debajo de sus posibilidades podría extenderse aún más, aunque los citados bastan para dejar constancia de la pobre actuación del City. Sin magia unos, sin mordiente los otros. La primera parte quedó en manos de un Wigan en el que nada resulta mágico, pero sí laborioso.
Los kilómetros y kilómetros que recorrieron Shaun Maloney y Callum McManaman aportaron un punto trepidante al ataque del Wigan. Cada vez que el balón pasaba por las botas de sus extremos, el juego se aceleraba y volvía inesperado. Generaron dos muy buenas ocasiones, pero en ambos casos tardaron demasiado en disparar.
Esa inocencia provocó que los ‘latics’ enfilaran el vestuario con la inquietud de dominar y haber dejado la mejor oportunidad en manos del City. La tuvo Carlos Tévez, pero resolvió con el pie Joel Robles. Gran actuación del canterano rojiblanco, que creció un par de centímetros en esta final. Se mantuvo firme también en la segunda mitad, cuando los de Roberto Mancini asumieron por primera vez su papel de favoritos.
Expulsión de Zabaleta
El Wigan aguantó paciente hasta que la expulsión por doble amarilla de Pablo Zabaleta cambió el panorama. Quedaban poco más de cinco minutos para el final y los pasaron atacando. Reaparecieron de una tacada McManaman, Maloney y el peligro. Y así fue hasta que con el tiempo reglamentario cumplido, ya en el descuento, Ben Watson se adelantó a todos en el primer palo para cabecear un saque de esquina a la escuadra contraria.
Hacía sólo unos minutos que Ben Watson había entrado en el terreno de juego y no encontró mejor forma para poner fin a una pesadilla que ha durado seis meses desde que se rompiera la pierna. «Tienes que soñar. Y cuando mayor sea el sueño, mayores los logros», subrayó Roberto Martínez. Conseguido el primer sueño, queda el segundo, que no es otro que la permanencia. La FA Cup dará un empujón al Wigan en su lucha por seguir un año más en la Premier League. A falta de dos jornadas, tres puntos les separan de Sunderland, Norwich y Newcastle. Pero tras el primer título de su historia, todo parece posible.