Última actualización 17 enero, 2025 por Alberto Llopis
En la memoria colectiva del fútbol, pocos nombres resuenan con tanta fuerza como el de Ferenc Puskas, apodado «Cañoncito Pum Pum». Este delantero legendario no solo dejó una huella imborrable en el Real Madrid, sino que también fue una figura clave en la historia del fútbol mundial. Desde sus inicios en Hungría hasta sus días gloriosos en el club blanco, repasamos la trayectoria de un jugador que, donde ponía el ojo, ponía el balón.
Los inicios de una leyenda: Puskas, el «Escopetero» húngaro
Ferenc Puskás nació el 2 de abril de 1927 en Budapest, Hungría. Su nombre original era Purczeld, pero lo cambió por Puskás, que significa «escopetero» en húngaro, un apodo que le venía como anillo al dedo gracias a la potencia y precisión de su pierna izquierda. Desde muy joven, demostró un talento natural para el fútbol, debutando en el Honvéd, el club del ejército húngaro, donde alcanzó el rango de teniente coronel.
En el Honvéd, Puskás comenzó a forjar su leyenda, anotando 358 goles en 349 partidos oficiales. Su extraordinaria capacidad goleadora lo convirtió en una estrella de la selección húngara, los míticos «Magiares Mágicos», un equipo que marcó una era en los años 50.
El éxito con la selección húngara
Puskas lideró a la selección húngara en una época dorada. Con 84 goles en 85 partidos internacionales, fue una pieza clave para conquistar el oro en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952. Además, capitaneó al equipo en la histórica victoria por 6-3 sobre Inglaterra en Wembley en 1953, un resultado que asombró al mundo. En el Mundial de 1954, los «Magiares Mágicos» alcanzaron la final, aunque cayeron ante Alemania Occidental en un partido recordado como el «Milagro de Berna«.
Sin embargo, los eventos políticos marcarían su carrera. En 1956, tras la invasión soviética a Hungría, Puskas desertó mientras viajaba a Bilbao para disputar un partido de la Copa de Europa con el Honvéd. Este hecho lo llevó a ser sancionado y repudiado en su país, pero abriría una nueva etapa en su vida.
La llegada al Real Madrid: un renacer inesperado
Tras dos años de inactividad y con 31 años, muchos creían que la carrera de ‘Pancho’ había llegado a su fin. Sin embargo, en 1958, fichó por el Real Madrid, donde demostró que aún le quedaba mucho por ofrecer. Aunque llegó con sobrepeso y fuera de forma, pronto se transformó en una pieza fundamental del equipo.
Junto a leyendas como Alfredo Di Stéfano, Paco Gento y Raymond Kopa, Puskas formó parte de uno de los equipos más dominantes de la historia. En sus ocho temporadas en el Real Madrid, anotó 191 goles en 223 partidos oficiales, conquistando:
- 5 Ligas
- 1 Copa de España
- 3 Copas de Europa
- 1 Copa Intercontinental
Uno de sus momentos más icónicos fue la final de la Copa de Europa de 1960, donde marcó cuatro goles en la victoria por 7-3 contra el Eintracht de Fráncfort. Este partido consolidó su lugar entre los más grandes de todos los tiempos.
La doble nacionalidad y el ocaso de su carrera internacional
Tras nacionalizarse español, jugó cuatro partidos con la selección española, incluido el Mundial de 1962 en Chile. Sin embargo, no pudo replicar el éxito alcanzado con Hungría, y su contribución quedó lejos de lo esperado.
El recuerdo de «Cañoncito Pum Pum»
Ferenc Puskas se retiró del fútbol profesional en 1966, a los 39 años, dejando tras de sí una carrera brillante. Posteriormente, se dedicó a entrenar equipos y selecciones en diferentes partes del mundo. En 1992, pudo regresar a su Hungría natal, donde fue recibido como un héroe, recuperando incluso sus galones militares.
Lamentablemente, en el año 2000 se le diagnosticó Alzheimer, y el 17 de noviembre de 2006 falleció a los 79 años. Su legado, sin embargo, vive en cada gol y en cada momento de gloria que brindó a los aficionados.
Puskas: un nombre inmortal en el fútbol mundial
Hoy, el nombre de Ferenc Puskas sigue siendo sinónimo de grandeza. El premio otorgado por la FIFA al mejor gol del año lleva su nombre, un reconocimiento a su impacto eterno en el deporte. Desde las calles de Budapest hasta el Santiago Bernabéu, «Cañoncito Pum Pum» dejó una huella que el tiempo no puede borrar.
Sin lugar a dudas, Puskas no solo fue uno de los mejores jugadores de su época, sino uno de los más grandes de la historia del fútbol.