Última actualización 17 noviembre, 2023 por Alberto Llopis
No cabe duda de que si hay una competición por excelencia en el mundo del fútbol, a nivel de clubes, esa es la Liga de Campeones. La actual Champions League es un escenario en el que se dan cita los mejores equipos del mundo, y los jugadores más talentosos del momento. Un espectáculo que arrastra consigo un negocio enorme del cual se lucra mucha gente.
Es por este motivo, que se intenta, cada vez más, potenciar la productividad de esta competición. Lógicamente, siempre que esto ocurre, lo más beneficiados suelen ser lo más poderosos, y en esta ocasión no iba a ser menos.
Las medidas de Rummenigge para cambiar la Champions League
La nueva reforma lanzada por el presidente de la Asociación Europea de Clubes (ECA), Karl-Heinz Rummenigge, ha puesto en jaque a las federaciones más pequeñas, las cuales se oponen rotundamente a que dichos cambios se lleven a cabo a partir de 2018, tal y como está previsto.
Con el nuevo formato que se le pretende aplicar a la Champions, los cuatro primeros conjuntos clasificados en cada una de las cuatro grandes ligas (España, Italia, Alemania e Inglaterra) tendrán acceso directo a la fase de grupos sin tener que disputar ninguna eliminatoria previa. Esto se traduce en que 16 de los 32 equipos del torno vendrán de las ligas más poderosas, lo que dificulta enormemente el acceso a clubes de otras competiciones.
Además, el reparto de ingresos también sube cuantiosamente para aquellos conjuntos que estén a la cabeza en el archiconocido “coeficiente UEFA”.
En definitiva, unas medidas que buscan dar una mayor espectacularidad pero que realmente se tornan discriminativas.