Última atualização 6 abril, 2024 por Alberto Llopis
El caso de la displicencia e irresponsabilidad de Carlos Vela hacia el deporte en el que por su estatus de “crack” percibe un alto salario que le permite vivir con lujos y contar con otros privilegios alternos, como la fama y vivir en el extranjero, es sintomático en el futbol mundial.Si bien su situación es particular y con aristas muy marcadas, refleja un problema no exclusivo del jugador mexicano.
El atleta que se dedica al balompié es miembro de una casta privilegiada que debe tomarse su profesión como tal, como la hace un burócrata o un empresario, que le invierte a sus tareas más horas de dedicación y responsabilidad.
Lo sucedido entre el domingo 6 y lunes 7 en España nos deja la percepción de que el delantero azteca no ha entendido bien a bien –pese a sus años dentro del profesionalismo y a que prácticamente lleva una década en Europa, desde que era adolescente– su responsabilidad no solo profesional sino social, no únicamente con el club que le paga su sueldo (muy alto por cierto, siendo el jugador mejor pagado de la Real Sociedad desde 2012), sino con su extensa afición, que hasta hace poco lo tenía sino como un ídolo, sí como un referente en la cancha, además de sus propios compañeros.
El quintanarroense percibe $4.3 millones de dólares al año, alrededor de 360 mil dólares al mes, que se traducen en alrededor de un millón 900 mil pesos mexicanos cobrados cada 30 dias, por una actividad que le significan a lo sumo 3 horas diarias de esfuerzo físico. Debería recordar que gracias a ese horario tan flexible es que pudo viajar de San Sebastián a Madrid, apenas al terminar su partido contra el Levante, el pasado domingo 6 de março, para ir al concierto del cantante norteamericano Chris Brown. Aparte, nunca se especificó si el recorrido a la capital española lo hizo en un vuelo comercial o en un chárter, y si fuera de esta última manera, significaría que pagó la renta de la aeronave gracias –precisamente– al alto sueldo que percibe como futbolista.
Contra el llamado “Bombardero” actúa también el hecho de que su excompañero, el francés Antoine Griezmann (hoy delantero del Atlético de Madrid), con quien estuvo disfrutando del evento en una discoteca madrileña, sí asistió a su correspondiente práctica con los Colchoneros, lo cual demuestra un mayor grado de responsabilidad con respecto a su profesión.
Além do mais, no me cabe en la cabeza la estupidez de Vela de no entender que vivimos en una época en que estando en un lugar público y siendo un personaje público, todo lo que hagamos puede ser… público, ya que existe la facilidad de ser grabado o fotografiado e inmediatamente difundido en las redes sociales. Y para colmo, el pretexto tan ridículo que enarboló, casi de estudiante de secundaria, informando al club que tenía “gastroentiritis”, termina de hundirlo.
Curiosamente, las 2 máximas estrellas del fútbol mundial en la actualidad, Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, son entregados a sus carreras y muestran un respeto absoluto por los aficionados, y por ello casi no se lesionan y mantienen un alto grado de efectividad y rendimiento, y nunca, o casi nunca, se les ve envueltos en escándalos extra-cancha. Entonces, ¿por qué un jugador que aún no termina de ser una realidad no puede enfocarse estrictamente al balón y responder a las exigencias de su actividad?
Vienen a la mente las palabras del atacante azteca, expresadas a mediados de febrero de 2014, en una entrevista concedida al Canal Plus de España, quando, víctima de un ataque de sinceridad, se abrió de capa respecto a su profesión: “yo disfruto jugando pero al momento que termina el partido, acabó el fútbol y me puedes hablar de lo que sea menos de futbol porque no me siento cómodo y no estoy a gusto”.
“Crack” dentro de la cancha pero al parecer fastidiado del futbol fuera de ella, Carlos Vela se definió como un jugador al que no le interesa demasiado su deporte, y buena parte de las explicaciones sobre su negativa a jugar un Mundial (el de Brasil 2014) las dejó ver durante dicha entrevista para el canal español.
Más allá del acto de indisciplina, de las sanciones públicas o privadas que se le apliquen y de la mentira infantil sobre su “padecimiento”, la temporada de Carlos Vela con la Real Sociedad ha estado marcadamente alejada de las expectativas. En su quinta temporada en San Sebastián, el delantero mexicano de 27 anos, solamente había marcado –hasta antes del escándalo por su escapada– 4 gols em 29 partidos disputados en la Liga española, en el que es su peor registro desde que llegó procedente del Arsenal inglés.
Todo esto ya le ha valido el rechazo de los aficionados “txuri-urdin”, que ya se muestran cansados y molestos por la actitud apática del “Bombardero” sobre la cancha y hasta fuera de ella. Inmediatamente después de su “travesura” en Madrid, en la red social de Twitter le llovieron críticas, y cuando reapareció en el estadio de Anoeta, en el juego contra Las Palmas (en el que para colmo de males su equipo perdió 0-1), fue abucheado por los seguidores cada vez que entró en contacto con el balón.
Aparte, con su trastada, el atacante pudo haberse echado encima a sus compañeros, ya que a l día siguiente de descubrirse el engaño de Carlos, el capitán donostiarra Xabi Prieto expresó a la prensa: “(Vela) entiende que los compañeros estamos dolidos con su forma de actuar”.
Porém, posteriormente lo respaldaron y pidieron a entrenador, Eusebio Sacristán –que tenía planeado alejarlo del plantel titular durante una semana–, que lo incluyera dentro de los convocados para el siguiente juego. “Para la salud del grupo entiendo que lo mejor es no ir en contra del equipo”, explicó el “míster”.
Como sea, Vela dejó claro que en uno de los momentos más importantes de su carrera, cuando podría dar un salto cualitativo, sigue comportándose como un adolescente, por lo que abrió una puerta (de par en par) para en el próximo verano pueda negociar su salida de la Real Sociedad, ya que al parecer tiene jugosas ofertas de la MLS de Estados Unidos, adonde ya se fue a exiliar un gran amigo suyo, otro futbolista comodino que nunca quiso dar el do de pecho: Giovani Dos Santos.