Última actualización 16 noviembre, 2012 por Julio Muñoz
Lamentable las noticias que nos llegan desde Buenos Aires. El superclásico empezó como una fiesta y casi termina como una tragedia. Durante la segunda parte, antes de que Boca se pusiera 1-2 de penaltI, los ultras de Boca de La 12 atacaron con ferocidad a siete empleados de seguridad privada que custodiaban el sector de forma preventiva. Fue tan brutal el ataque del centenar de los radicales violentos que dos de los agentes se tiraron por una escalera de salida de la tribuna popular Centenario para escapar de los golpes.
La alarma saltó enseguida al extenderse la noticia de que dos de los empleados de seguridad habían fallecido, extremo que al cierre de esta edición fue totalmente desmentido. La locura finalizó cuando las siete personas fueron atendidas en la sala de guardia del hospital Pirovano. Y ante el rumor de que había dos fallecidos, el parte médico de los responsables de seguridad fue contundente: «Hubo 25 heridos por politraumatismos y una persona sufrió un paro cardíaco-respiratorio, muerte súbita al finalizar el partido, pero lograron salvarle la vida en la ambulancia».
A pesar de los 1.200 efectivos policiales y otros 1.000 de la seguridad privada, la brutalidad se hizo presente en el Monumental. La jornada empezó con muchas provocaciones. Desde La Boca, sus aficionados partieron en caravana hacia el Monumental simulando un cortejo fúnebre, con coronas de flores por el descenso de River (fueron incautadas por la Policía), y fantasmas con la B dibujada.
Retenido. El líder de la barrabrava de Boca, Mauro Martín, intentó camuflarse entre los hinchas para ingresar a la tribuna visitante sin ser detectado por las autoridades policiales. Pero la travesura le salió mal. El sistema reconoció sus huellas digitales y se le impidió acceder al estadio. «Vamos a pedir un resarcimiento económico a la Policía porque River pagó 900.000 pesos por el operativo de seguridad y no controlaron que entró el doble de los 4.500 hinchas de Boca que podían acceder a la tribuna», se quejó un directivo del Millonario ante la consulta de AS.
En River tampoco faltaron burlas. Además de haber lanzado al aire cinco toneladas de papel picado, de haber lucido un mosaico blanco y rojo y de la presencia de 4.000 banderas, el momento grotesco fue cuando, en el descanso del partido, la afición infló un cochinillo gigante pintado con los colores de Boca mientras miles de riverplatenses le cantaban «Riquelme, Riquelme».
Tan caliente fue el derbi que dos periodistas fueron agredidos en el sector de prensa del estadio. El clásico no tuvo una tarde en paz.