Última actualización 5 abril, 2024 por Alberto Llopis
De nuevo, el fútbol vuelve a acaparar todas las miradas, siendo el protagonista en una de las grandes citas deportivas. Esta vez, el escenario ha sido Río de Janeiro y sus Juegos Olímpicos. Alemania se ha colgado la medalla de oro en la disciplina de fútbol femenino tras derrotar por 2-1 a Suecia en una final más que emocionante. De este modo, las germanas escriben su nombre en la historia. Una historia con un pasado muy reciente.
En 1996, en Atlanta, fue la primera toma de contacto del fútbol femenino con el mundo olímpico. Allí, la selección anfitriona de Estados Unidos fue la primera afortunada en conquistar el preciado metal dorado. Tras ella, Argentina y Brasil, que cosecharon la plata y el oro respectivamente.
Un gran paso sin duda. El fútbol femenino había aterrizado en un escaparate inmejorable, circunstancia que se consolidó en las siguientes olimpiadas de Sidney (Australia, año 2000). En esta ocasión, Noruega saboreó la increíble sensación de auparse a lo más alto del pódium, por delante de Estados Unidos y Alemania.
Cuatro años más tarde, ya en Atenas, cuna del olimpismo, Estados Unidos revalidaría el oro conquistado en su país tras doblegar a Brasil en la final, quedando Alemania en tercera posición. Las jugadoras estadounidenses se posicionaban como una de las grandes potencias, y lo harían aún más tras la disputa de los Juegos Olímpicos de Pekín (2008) donde, curiosamente, se obtuvo el mismo resultado en el medallero que en la cita griega anterior. Y, como era de esperar, en Londres (2012) también fueron las americanas quienes se hicieron con el triunfo final venciendo a Japón. Canadá obtuvo el bronce.
Tras la victoria reciente en estos Juegos, Alemania, que ya poseía tres medallas de bronce, se afirma como el tercer equipo que logra hacer suya la medalla de oro en fútbol femenino junto a Estados Unidos (3 medallas de oro, el país más laureado) y Noruega (1 medalla de oro).