Última actualización 23 julio, 2013 por Alberto Llopis
Es el Camp Nou de Sudamérica, quizás por aquello de que en el también juega el Barcelona, pero el Barcelona de Guayaquil, el conjunto más exitoso de Ecuador. Dicen de él que su sola presencia dentro él, impacta, tal vez porque sus 59.263 asientos lo convierte en el más grande del país, porque su estructura, su seguridad y las instalaciones son de las más seguras del Nuevo Continente. Estamos hablando para quién aún no lo haya adivinado del Estadio Monumental Isidro Romero Carbo, también llamado Estadio Monumental Banco Pichincha por razones de patrocinio.
Un espectacular recinto de 108×70 construido a mediados de los años 80 (su inauguración fue en el 87) que se ha convertido en uno de los símbolos del crecimiento de Ecuador y uno de lo grandes templos del fútbol sudamericano. Creado al amparo de varios empresarios de alto postín -entre ellos Isidro Romero- en su corta historia no pocos acontecimientos han pasado sobre su hierba.
Espectáculos musicales al margen (han cantado el Puma, los Panchos o actuado Cantinflas), su césped lo han pisado futbolistas de la talla de Maradona, Careca, Romario o Pelé, si bien este último como unas de las estrellas invitadas a la apertura del estadio. Aunque más que jugadores, han sido las competiciones lo que han dado nombre a una instalación que a día de hoy es bien conocida en medio mundo. Y es que sobre este tapete, se disputó la Copa América de 1993, esa en la que la Argentina de Simeone, Batistuta y compañía fue capaz de vencer en cuartos de final a la Brasil de Cafú, Roberto Carlos o Luisinho, en semifinales a la Colombia de Higuita, Valderrama o Asprilla y en la final a la México de Campos, Galindo o Blanco
Casa de Ecuador en las eliminatorias mundialistas de 1990, 94 y 98, sólo se le conoce a la selección local un traspiés en casa en todos estos enfrentamientos. Con Uruguay, en 1993, en una acción aislada del gran Rubén Sosa. Un único borrón de una nación que también acogió en este mismo recinto el Mundial sub 17 de 1995 que acabó con victoria de Ghana sobre Brasil.
Aunque al margen del fútbol de selecciones, es a nivel de clubes donde más ha evidenciado su tronío este estadio. Aquí el Barcelona de Guayaquil jugó dos finales de la Copa Libertadores, en 1990 y 98, ambas sin éxito, pero ambas un espaldarazo a un recinto que a día de hoy sigue presumiendo de ser una de las grandes joyas de Sudamérica.